En más de una ocasión discutiendo sobre la inmoralidad del sistema económico argentino basado en grandes desfalcos cíclicos cometidos desde el gobierno(la megadelincuencia de Estado parasitario descripta con precisión por Carlos Escudé), el progre impermeable de rigor me contestó con elmismo argumento: los desfalcos también existen en el capitalismo más rabioso, para ejemplo ver el caso Enron.
De nada sirvió nunca alegar que no se puede comparar la estafa generada por privados con la que perpetra un estado nacional, que después de vender títulos de deuda se cisca olimpicamente en sus compromisos y después se atrinchera en la dudosa fortaleza que le da haber incurrido en el default más portentoso de la historia.
Supongo que el argumento de comparar la estafa argentina con el caso Enron no se le debe haber ocurrido a mis circunstanciales discutidores, sino que algún predicador electrónico de las bondades del curro nacional y popular, como Lanata o Zloto...algo o Tenembaum deben haber armado el argumento ecualizador de inmoralidades.
Para todos ellos, llegó el momento de marcar diferencias. Mientras acá los emisores de la deuda descontrolada, los defaulteadores, y los responsables del haircut aberrante siguen indemnes o incluso con veleidades de héroe nacional, el ex director ejecutivo de Enron, Jeffrey Skilling, acaba de recibir una sentencia de 24 años de cárcel, y de yapa, sus bienes personales serán liquidados para integrar un fondo para los demnificados por la estafa.
3 comentarios:
Responsabilidad patrimonial se llama.
Me estoy leyendo el informe del enlace y me están temblando las piernas.
Rubén, el respeto por los contratos y la propiedad privada es una de los principales motivos por el que nos va como nos va en Argentina y por qué les va como les va en países como Australia, Canadá o Suiza. Ni más ni menos.
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