El diario uruguayo El País publica un breve articulito de Gabriel Pereyra que tiene que apenar a cualquier argentino de ley. Y no porque diga mentiras. Todo lo contrario:
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Amo a los argentinos
Amo a los argentinos. Incluso escucho hablar a Kirchner y más los amo. Adoro a sus escritores, a sus actores, a sus futbolistas, a sus periodistas, a alguna que otra vedette...
Admiro al porteño que se lleva el mundo por delante y al que no le da vergüenza recorrer las calles de París con la camiseta de su selección nacional. Envidio como se quieren, como nos quieren, como se la creen; envidio sus calles y su gran ciudad. Pero lo que más veneración me produce es la oportunidad que nos dan todo el tiempo a los uruguayos de atisbar, aunque sea tímida y mínimamente, ese eslabón perdido que sigue siendo nuestra identidad nacional. En la construcción de la identidad es básica la comparación con el otro. Los argentinos nos dan, generosamente y todo el tiempo, la ocasión de activar los mecanismos de comparación que, al menos, nos permiten reconocernos en lo que no somos. No somos argentinos. Y esa es una gran definición. Escuchemos a Kirchner con más atención que bronca, y seguiremos dando pasos en la construcción de nuestra identidad. No lo olvidemos, no somos eso. Amo a los argentinos.
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Si alguien cree que el autor exagera, basta escuchar al Jefe de Gabinete para caer en la cuenta que nada está sobredimensionado. La argentinidad al palo.
2 comentarios:
Muy duro.
Pero muy cierto...
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