24 de diciembre de 2006
A quince años del fin
Hace quince años se extinguía ese engendro oprobioso en que se convirtió lo que en 1917 fue visto como una reedición del sueño de libertad, igualdad y fraternidad de la Revolución Francesa.
69 años de pura ficción sobre un estado en donde los proletarios del mundo -la fámélica legión- encontraría su paraíso en la tierra.
Paradójicamente no cayó como resultado de un enfrentamiento armado con los países capitalistas, ni por una sangrienta guerra civil. Apenas colapsó por la demanda de cambios, de gente que consideraba más útil y necesario un buen pantalón o una vivienda digna antes que los elevados principios humanistas e igualitarios esgrimidos como bandera por una Nomenklatura corrupta y envilecida.
Sorprende que todavía, imbéciles de todas las latitudes piensen que no salió tan mal.
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6 comentarios:
Hay que darle una segunda oportunidad, Rubén, después de todo, ¿qué son cien palitos de muertos?
La clásica de los imbéciles es decir que la idea era buena pero desgraciadamente funcionó mal.
Algún zafado, que no soy yo, diría que lo único bueno es el número de años que duró (69)
Viejo, esto se está degenerando. Si me devuelven el calzoncillo me retiro…
A mi, lo que me sorprende de esta gente es que tienen explicaciones para casi todo y para lo que no la tienen, te mandan un insulto y con eso tapan el bache en el debate de ideas.
No importa cómo haya terminado.
Acá seguro que va a salir bien!
Cualquiera que haya tenido la oportunidad de hablar con alguien que haya vivido detrás de la cortina de hierro no puede creer las cosas que te cuentan. El día a día del comunismo sin dudas ha sido un infierno para todos ellos, aunque no hayan sufrido la violencia persecutoria en carne propia.
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