Hace un mes en otro post intenté una explicación del conflicto boliviano. Por entonces, parecía que iba a explotar por el reclamo autonómico de las regiones de Pando, Beni, Tarija y Santa Cruz, pero justamente ratificando lo asintótico marcado en el título, el país parece que sin encontrar soluciones sigue siempre deslizándose un poco más abajo.
Ahora -con la cuestión autonómica aún latente- el foco de la disputa entre los dos modelos de país que divide a los bolivianos se trasladó a otras regiones. Primero fue en Cochabamba, donde los cocaleros exigen la renuncia del prefecto, con el aval tácito de Evo.
Ahora se suma El Alto, la ciudad que estuvo en virtual pie de guerra entre 2003 y 2005, que convocó a destituir al prefecto de La Paz (opositor al MAS, obvio) por haber apoyado el reclamo autonómico.
Ya hay quienes han advertido que las permanentes protestas fomentadas por el oficialismo inexorablemete se van a revertir contra el gobierno. Manfred Reyes Villa, el prefecto de Cochabamba ya dijo con todas las letras que el riesgo de guerra civil está latente. Notablemete, ahora las advertencias vienen incluso desde sectores tan extremos como el que lidera Roberto de la Cruz (creador de los "talibanes indígenas") , quien advierte que las políticas del presidente están mostrando a Bolivia como "como un país convulsionado, sin ley, sin orden, sin gobierno".
No deja de sorprender que mientras el país se deshace todos los días un poquito más, el presidente sigue de gira reclamando apoyo para su "Revolución", y casi nadie se detiene a pensar que de un conflicto civil no se sale facilmente. Ni siquiera los propios bolivianos.
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