Aunque está deslucido y opacado en su papel de recontrarecagandidato, el ex caganciller Bielsa (qué jugador!) de vez en cuando larga alguna de las frases que lo caracterizan como un digno representante de la escoria política que sobreflota en la sociedad argenta.
En los últimos tiempos defendió a ultranza el dedazo presidencial para designar al candidato a gobernador, rechazando (seguramente por burguesas) las prácticas de democracia interna.
Ahora, sin ponerse colorado asegura que el siempre ha pertenecido al "campo nacional y popular" (¿se acuerdan de esa sanata?) y a un partido que es "genuina expresión del pueblo", dos frases que reflejan el núcleo de pensamiento que condujo a la lucha armada en los setenta. Si ellos eran los exclusivos voceros de "el pueblo" y los únicos que podían interpretarlo, cualquier medio era aceptable para llevarlo a su destino revolucionario.
En esas épocas ese pensamiento se llamaba mesiánico. Ahora según Bielsa, es progresismo.
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