29 de octubre de 2007

¿Los países no se suicidan?

Unos días antes del plebiscito revocatorio de 2004 escribí un post con este mismo título (ver acá, con fecha 13.08.2004). En esa oportunidad, el pueblo venezolano tenía la oportunidad de elegir entre cancelarle el mandato a Chávez, reinsertando al país en un camino de reconstrucción democrática o por el contrario elegir el lento sendero de la autodestrucción.
Ganó el NO a la revocatoria. Poco después, la oposición decidió no confrontar al aparato chavista, dándole al Seudo Demócrata la posibilidad de acaparar todo el poder legislativo. El resultado es previsible, como señal de lo que puede esperarse Chávez acaba de instituir la reelección indefinida, en un sistema político domionado hegemónicamente por sus seguidores a los que se empeña ahora en concentrar en un partido único.
En las últimas elecciones presidenciales, la oposición entendió que dispersarse en esfuerzos diversos y peleas mínimas era un llamado al fracaso ante la construcción autoritaria. Así consagró a un "candidato unitario" de 43 organizaciones, Manuel Rosales, que logró en las elecciones generales de 2006 un 36.9% de los votos. Insuficiente para parar al chavismo, pero un escollo de magnitud, bastante más que una cifra simbólica.
Argentina lleva 4 años de un gobierno que como mínimo puede decire que es poco afecto al diálogo. Mejor descripción es que se vale de prácticas autoritarias, que se cisca en las instituciones y que no necesariamente ve un límite en las libertades individuales.
Corremos el riesgo que en 4 años el horizonte se oscurezca más y más. La prensa canalla ya ha comenzado a separar las aguas marcando una división en la sociedad, menospreciando a quienes están y no están con ellos. Lo mismo, desde el gobierno.
Hay que ver el ejemplo venezolano para ver hacia donde podemos ir. No hay tiempo que perder.

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