26 de noviembre de 2007

Lobos con piel de demócratas

"Democracy is two wolves and a lamb voting on what to have for lunch"
atribuído a Benjamin Franklin
Como en otras épocas, las democracias latinoamericanas se parecen cada día más a la figura crítica atribuída a Franklin. Sentados en mayorías electorales (o en primeras minorías, en algunos casos) los "demócratas" de la región se cierran a toda opinión diferente y la emprenden en proyectos endogámicos anunciados pomposamente como la materialización de los sueños del "pueblo", de la "nación", o de los "movimientos sociales"; etiquetando por dfecto a todo opositor como antipopular, antinacional, o directamente dejándolos afuera de la sociedad que merezca escucharse.
El paradigma de esta democracia prepotente era hasta ahora Hugo Chávez, que viene tratando de imponer una camisa de fuerza (colorada, obvio) a la sociedad venezolana. Quien no está con él, se opone al sueño americano, está con el Imperio, y recibe automáticamente el mote de traidor y escuálido. Y como se sabe, los escuálidos no tienen ningún dereco a hablar, para no "embochinchar" al país.
Haciendo méritos aceleradamente para superar a su patrón bolivariano, Evo Morales es el vivo ejemplo de la democracia mal entendida. El pluralismo a la boliviana se dirime por mayoría simple, y no se escucha nada que desentone con el discurso oficial. El recurso de vender gato por liebre es usado hasta el ridículo, aún subvirtiendo el significado de las palabras. Así, el presidente boliviano que asgura que su proyecto "es el proyeco de la vida" tiene en sus escasos 22 meses de gobierno el dudoso honor de cargar con 27 muertos.
Acá mismo, el modelo de la democracia por simple mayoría es evidente. Se traza una línea en el piso y se divide la sociedad en amigos y enemigos. Al que no está con el poder, se lo intenta comprar o se lo arrasa.
Lamentablemente, la frase de lo lobos generó un corolario, que sostiene que "Liberty is a well-armed lamb contesting the vote". La historia ha documentado más de una vez la reacción de los corderos, un punto que los "democratas" latinoamericanos no parecen tener en cuenta en su paroxismo lobuno.

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