Sorpresas te da la vida.
Don Mario, el que se mofaba del culto de las charreteras, de la Academia Sueca, y otros males del mundo desarrollado, acaba de aceptar gustosamente el grado de Generalísimo.
Claro que el honor le vino del nuevo norte, del de nuestro pequeño imperialismo barrial.
Y el honor se lo concedió Huguito Chávez, a través de la orden de Francisco de Miranda.
Como dice Marito, "el Norte es el que ordena"...
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