Van cinco días desde que el gobierno de Chávez forzó a RCTV a apagar sus equipos al no renovarle la licencia después de 53 años de emisión, violando claramente uno de los puntos de la Declaración de Chapultepec. Mientras las protestas estudiantiles y ciudadanas crecen amenazando en transformarse en inmanejables para el tiranuelo, la política latinoamericana viene tomando posición al respecto.
En Perú, Alan García se declaró "dolido". En Chile, Michelle Bachelet dijo que "La libertad de expresión es la regla de oro". En Brasil, después que el Senado pidiera revisar la decisión, Lula llamó a dar explicaciones al embajador venezolano.
Desde la Argentina sólo alguna ONG dijo algo. En el gobierno silencio total. Ayer el impresentable Caníbal Fernández decía por radio que es "una decisión soberana" de Venezuela.
¿Hay que resaltar que el mismo artículo que condena lo que hizo Chávez describe lo que sistemáticamente viene haciendo Kircner desde el 2003, premiando o repudiando medios a través de la chequera oficial? De ahí a cerrar al que no dice lo que gusta hay un paso.
"Las políticas arancelarias y cambiarias, las licencias para la importación de papel o equipo periodístico, el otorgamiento de frecuencias de radio y televisión y la concesión o supresión de publicidad estatal, no deben aplicarse para premiar o castigar a medios o periodistas"
DECLARACIÓN DE CHAPULTEPEC, marzo de 1994