Cuando yo iba al colegio, en los setenta, eran pocos los colegios privados. Treinta años después parece que se está produciendo una fuga en masa de la escuela pública.
En los setenta, a pesar de la violencia subversiva, la seguridad estaba íntegramente en manos del Estado. Hoy la vigilancia privada no solo cubre empresas y negocios, sino barrios enteros (privados o no) y hasta dependencias estatales.
Treinta años atrás, el servicio eléctrico era prácticamente estatal 100%. Con privatizaciones-reestatizaciones, privatizaciones a medias, o siempre en manos del Estado se ha logrado establecer el camino de la autosuficiencia. Claro que "autosuficiencia" ahora significa que cada usuario se arregle como pueda, como vienen haciendo empresas y comercios y como acaba de hacer mi vecino,instalando un grupo electrógeno en la azotea:
Falta que se generalice la justicia privada y los ejércitos privados y habrán demolido su propio proyecto por la vía del absurdo. Y después dicen que el neoliberalismo fomenta el sálvese quien pueda. Jé.
4 comentarios:
Mauro -qu es médico- me envíó un comentario por mail donde me dice que también en el área salud el retroceso del estado es enorme, y resalta que además todo implica que el ciudadano pague dos veces por lo mismo: con los impuestos mantiene a la policía, a los hospitales, a los maestros, y de su bolsillo paga vigilancia, medicina privada y colegio, si no universidad por decadencia del modelo de Universidad Pública.
Me dice además que me quedé corto poniendo como partida los setenta, ya que la decadencia arranca en los 30, justamente cuando se inicia el modelo estatista.
Tiene razón en ambos comentarios. El motivo por el que mencioné a los setenta fue doble: hasta aí llega mi memoria, y además es el paraíso soñado de los políticos en el poder.
Estado más chico, presupuesto más grande. Más platita al bolsillo del funcionario. Eso es un estado eficiente, carajo.
De su pompis a la hornalla.
Estamos trabajando en un dispositivo para almacenar pedos, que será el próximo paso a la modernidad para liberarnos de la dependencia ekekomoraliana del gas del altiplano.
El éxito de siempre, los ricos viven mejor, aunque encerrados, y los pobres viven mal aunque trabajando poco. El sueño argentino.
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