14 de abril de 2008

De Uruguay con amor

La semana pasada el diario digital uruguayo Enfoques nos dedicó a los argentinos en general, a los porteños en particular, y a los Kirchner en especial dos artículos demoledores.
Lamentablemente no tenían enlaces individuales, pero gracias a Luis El Opinador que los transcribió hoy los apunto acá.
Uno es Desargentinizar Uruguay. El otro La Argentina como espectáculo. Los dos, tristemente acertados.
Un recorte:
"Antes, mucho antes que empezara este mamarracho fascista del bloqueo de fronteras, por parte de unos energúmenos que son tan argentinos como sólo un argentino típico puede ser -los buenos son minoría en ese territorio, por eso es lo que es-, había escrito notas y comentarios surtidos sobre el antagonismo que existe, desde que existimos, entre Buenos Aires y Montevideo. Nos detestan y nos desprecian. Nosotros, salvo las declaraciones que no se cree el declarante mismo, puramente formales, todos como nación, los detestamos, los envidiamos. Pero en lo que estamos todos de acuerdo, es que a los porteños no los bancamos; porque el problema principal, aunque no el único, son esos porteños que han convertido Argentina en una nación frustrada -lean la nota de Manolo Flores Silva más adelante, que también cayó muy oportunamente en mi escritorio- que a diferencia de Brasil y Chile, para citar dos ejemplos, no ha podido sacarse de encima una manera de ver al mundo que no es más que el estilo del matón y del demagogo, el del oscurantismo español antiliberal, militarista y clerical, que sumió por siglos a España en el atraso, mientras Europa renacía del cataclismo que significó para Occidente la cristianización de Roma y, por ende, su colapso como Imperio. Una cosa llevó a la otra."

5 comentarios:

Carlos dijo...

Es importante enterarse de lo que piensan en otros países de nosotros, pero separando cuidadosamente la paja del trigo. Los argentinos somos maníaco-depresivos ( bipolares dirían ahora) y tendemos a pasar del cielo al infierno; de ser los reyes del universo a revolcarnos en nuestro propio vómito y considerarnos lo peor de lo peor.

Muchas cosas que se dicen de los argentinos en el Uruguay ( o en otros países) son ciertas; otras solo forman parte del inevitable “complejo de enano” que experimentan los países chicos frente a sus vecinos grandes: los que conocen el mundo saben que eso les pasa a los belgas frente a los franceses, a los canadienses frente a los americanos, a los portugueses frente a los españoles o a los mismos españoles frente a los franceses.

Yo mismo he comprobado esa actitud dentro del país cada vez que voy al campo y tengo que aguantar a algún paisano que pone cara de inteligente mientras pretende hacerme reconocer que los porteños somos la hez de la tierra. Como yo no tengo ningún sentimiento de culpa y no entro en el juego, su frustración y resentimiento aumentan porque cree que lo estoy tratando como a esos chicos a los que se les acaricia la cabeza mientras se les dice "si pibe, tenés razón"

Repito para que no haya equívocos: creo que en esos artículos hay grandes verdades pero también hay resentimiento. Acá se tiende a idealizar al Uruguay y a creer que sus habitantes son puros y honestos. Bullshit, la cosa no es ni tan tan ni muy muy.

Finalmente, sería bueno no confundir Ciudad de Buenos Aires y porteños con Gobierno Nacional y Kirchner; después de todo somos los porteños los que mayores palizas electorales les pegamos al peronismo y los KK; por algo José Pablo Feinmann dice que no sabemos votar y nos llama fascistas.

Ramiro dijo...

Me parecieron muy acertados la mayoría de los conceptos vertidos en los artículos linkeados. Dicho esto, la aclaración de Carlos merece mi aplauso. Hay mucho de razón también allí.

BlogBis dijo...

Carlos, creo que hace rato el centralismo mutó para dejar de ser el que ejercía la ciudad-puerto como entidad para pasar a ser el de una casta política que encaramada en la ciudad concentra las actividades productivas y los recursos del país. No es lógico -aunque es natural que suceda en este estado de cosas- que empresas que tienen el 95% de su acividad productiva en el interior tenga el 5% de la activadad administrativa (y por ende la facturación) en Buenos Aires. Y no es una, son muchísimas.
Un blog que ya no existe tenía un compilado de preguntas al respecto. De las que me acuerdo había dos de respuesta imposible: si los índices de mortalidad infantil más elevados estan en el NOA y NEA ¿por qué el Hospital Nacional de Pediatría está en Buenos Aires? o una todavía más difícil de responder ¿Por que el Irízar tenía su base en Dársena Norte y no el la Base Naval Ushuaia?
El porteño de a pie no tiene que ver con que esto suceda, al contrario, es víctima de este orden de cosas que mantiene un puerto anacrónico en el corazón de la ciudad, cuando ninguna metrópolis pos-industrial lo hace. Ni siquiera Rosario, con su escases de recursos, que ha sabido expulsar al puerto de su zona urbana.

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con tu comentario, Carlos.

Para situar un poco el origen del vitriólico artículo, debemos recordar que Enfoques es una revista afín al Partido Colorado, tradicionalmente antiargentino y especialmente urbano y antiporteño, y Manuel Flores Silva ha sido Diputado del Partido Colorado del mismo sector que Jorge Battle (el de la célebre opinión de que "todos los argentinos, del primero al último son ladrones").

En el interior del Uruguay nadie se banca a los montevideanos por motivos muy similares a los utilizados por los montevideanos contra los porteños. Y lo mismo pasa en otros países entre ciudades que han competido por la supremacía política o económica.

Pese a todo lo dicho, no deja de asombrarme que se vuelque tanta bronca en un medio de prensa. Esto no pasaba hace 10 años. El resentimiento colorado estaba, pero nunca se expresaba con tanta virulencia. Creo que es el efecto de las pasteras que ha abierto un espacio de bronca más ancho que el Río de la Plata.

Lo que me rompe los kinotos es que los porteños tenemos que andar disculpándonos por las cagadas que han hecho los de los diversos gobiernos nacionales, MAYORITARIAMENTE PRESIDIDOS E INTEGRADOS POR PROVINCIANOS, como si fuésemos los responsables nosotros.

Somos responsables de las macanas que hacemos en la Ciudad, como haber elegido a De la Rúa, pero de las otras que se haga cargo cada uno en su provincia.

El "ser nacional", con sus jodidas características, tiene mucho de hereditario de las peores constumbres de italianos, españoles y aborígenes, que también supieron aportar su cuota de bosta.

Creo que la discusión entre porteños y provincianos es un poco anacrónica y me parece que debería darse entre federalistas o centralistas en todo caso.

Igual recordemos que, pese a todo lo malo que tenemos como sociedad, todavía hay gente honesta tanto en las provincias como entre los porteños.


YO (el enmascarado)

Anónimo dijo...

Mmmm, yo he vivido profundamente en el campo y la ciudad y el porteño para mi no se da cuenta de lo diferente que es, y abiertamente agresivo. Yo soy 99% de Buenos Aires a esta altura y todavía me da un poco de comezón cuando estoy con un amigo de la ciudad en el campo junto con una persona del interior, es como que veo dos realidades que se malinterpretan muchisimo.
El porteño tiende a comportarse como que la cultura del lugar mas grande engloba a la del más chico, es la que tiene la prioridad, la razón, el otro es el diferente.El otro obviamente se mueve en un ambiente más chico y más estable y no juega con las mismas reglas, ni con el mismo set de simbolos. El de pago chico que va a otro pago chico sabe que es diferente (porque en donde son pocos, todos son diferentes) y mantiene una distancia respetuosa, y se habla con parsimonia y respetando unas rules of engagement, por decir algo. la persona de ciudad es muchismo más abierta y su acercamiento es más un choque frontal a la sensacion de la persona del interior. Ve la diferencia pero no sabe aceptarla. cree que la puede aplanar, que todo es conversable, y en un intento de comunicarse suele pasar que en vez de hablar igual pero solo un poco más tranquilo se le nota que esta haciendo un esfuerzo para hablar "igual al otro", para que el salvaje lo entienda, una cosa así. Y no es el de cualquier ciudad, porque la gente de las otras ciudades grandes está en contacto con el afuera, con la vida más tradicional y la rural, pero Buenos Aires ha creado el primer ecosistema absolutamente cerrado en lo cultural, que deriva en su propia dirección. Es exagerado como descripción pero no sabía como graficarlo.