14 de abril de 2008

Eselente el totín!

Hace una pila de años (¿22, 23?) con varios amigos entre ellos Guillermo SineMetu organizamos un grupo de cata de vinos. Muy solemnemente nos juntábamos un día a la semana para probar algún tinto, y fijábamos las impresiones en una especie de acta, donde cada uno ponía su opinión sobre la cata del día. La cosa empezó a degenerarse cuando en vez de una botella eran dos o tres las que aparecían para ser evaluadas, y se fue al tacho cuando acompañando a los tuberlis vinieron las empanadas y los salamitos, desplazando la vocación enológica.
Después apareció todo el furor por la enología como parte de la cultura gourmet que cundió en los últimos años. Desde que opinar de cepas y bouquets se transformó en un tema social, yo de jodido que soy dejé de tomar vino. Y listo.
Hoy La Nación trae precisas instrucciones para todos los que no quieren desentonar en una charla de connoisseurs o mejor aún disfrutan tomandole el pelo a los supuestos expertos, .

2 comentarios:

parcass dijo...

Che RB!

Desde tan jovenes, o ahora son tan jovatos, no entiendo!

Tal cual,lo decis: gusto a roble con arandanos y guiso de lentejas!

Argentinos pedorros!

Lo unico que cuenta,para mi, si al otro dia, te duele la cabeza(tetra).
No hace tanto como Uds, degustabamos Champan(moda Menen), pero a los invitados le cambiamos las botellas:
Esto es Cristal!!!Decian algunos tarados.

No constaba en actas.
Muy bueno!
saludos
ramon c

Anónimo dijo...

Cata de vinos, camisetas del Che, Greenpeace, todo la misma mierda. Hoy día para estar in hay que ser un rebelde educado. Yo me admito el más square y conserva de todos y orgulloso de serlo, y creo que en los días que corren eso me hace más rebelde que Peter Fonda en Easy Rider. Payasos en este circo tenemos demasiados.