Se dice que si uno echa una rana en agua hirviendo, ésta saltará inmediatamente al exterior para salvarse. Pero la misma rana introducida en agua tibia que se vaya calentando poco a poco hasta su punto de ebullición, acabará completamente cocida en su interior.
Sea cierta o no esta historia, muchas veces los humanos nos comportamos como esa rana.
Para más datos, ver el caso de Argentina: el agua es la inflación.
Al principio, en plena recuperación de la debacle de 2001/2002, la inflación apenas se notaba, luego se tuvo que depredar el INDEC para cocinar índices aceptables a la vista de la población. Con el fracaso de los llamados "acuerdos de precios" se acaba ahora invocando la nefasta ley de abastecimiento y un ministro pasa en limpio la situación diciendo: "Estamos en una pelea que es ver cómo controlamos el precio de los alimentos.". Veamos que el problema no es ya "acordar" sino "controlar". Algo que al principio se negaba.
Recién ahora, cuando los argentinos empiezan a sentir los globitos el hervor cerca leemos al Ministro de Economía aceptar que la inflación es un problema para preocuparse.
Ya es tarde y el agua está muy caliente, desgraciadamente.
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