Este post está lejanamente emparentado con el primero que llevaba este título, en el que alababa las ventajas de una empresa local sobre Telecom.
Esta vez, el elogio es para el gobierno municipal sobre el gobierno central que desde hace tiempo parece tan distante, y en los últimos tiempos parece además tan ajeno a lo que pasa en el país real.
Viene a cuento porque el viernes observé en una vereda céntrica de calle Laprida a un señor al que dos o tres rodeaban, saludaban y palmeaban. Era Miguel Lifschitz, el intendente de Rosario. Solo, sin escolta, caminaba supongo que hacia el Palacio Municipal.
No me simpatiza del todo, ni tampoco su partido ni me parece particularmente buena su gestión. Pero tengo que aplaudir al ciudadano que aún en un momento en que el clima no está todo con él debido a un alza de las tasas, se va solito y de a pie a trabajar.
¿cuántos funcionarios nacionales pueden hacer lo mismo? ¿cuantos legisladores pueden volver a sus provincias en estos días sin miedo a los tomatazos? ¿ Cuántos se envanecen y se hacen llevar en autos blindados, con motos de escolta, con helicópteros?
En estos tiempos, don Miguel merece un crédito.
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