Europa Occidental es la región más rica del mundo. Pero muchos jóvenes que viven en este continente opulento sufren para conseguir un trabajo estable o pasan años yendo de un empleo temporario a otro, cobran salarios de miseria, están obligados a vivir en casa de sus padres porque no pueden comprar ni alquilar una vivienda y, en definitiva, viven frustrados, marginados y desamparados frente a una sociedad que no les da respuestas.
Son muy interesantes también los comentarios de los lectores. Algunos aprueban el artículo, otros, que viven en Europa, lo tildan de exagerado.
Creo que hay mucha verdad en lo que cuenta el artículo.
Pero lo interesante es saber si el escaso sueldo y bajas expectativas de la juventud europea de hoy se debe a los empresarios explotadores, como parece insinuar el periodista, o a un "Estado de Bienestar" que durante décadas ha acostumbrado a la población a un comfort que va en contra de toda noción de sacrificio.
Subsidios de desempleo que incentivan a no trabajar, gente que consigue extensas bajas laborales cuando no siempre están imposibilitados de desempeñar sus tareas.
Este "Estado de Bienestar" ha criado una generación de jóvenes que quiere tener todo servido y que piensa que cuando sale al mercado debe cobrar un sueldo decente sin importar si su desempeño profesional y su utilidad como trabajador son los adecuados.
4 comentarios:
Me parece que no te entiendo.
Acá en Argentina pasa que muchisimos con titulo y toda la bola cobran "bien", entre 2000 y 3000 pesos, pero eso no les alcanza para proyectar nada. Apenas pueden alquilarse algo.
No sé donde está el conformismo...Simplemente que la sociedad se organiza con el capital como meta y no la vida humana.
Tito
Jorge, según tu opinión, lo que se describe en el artículo, ¿Ocurre también en Gran Bretaña (que tiene legislación laboral más flexible) y en Irlanda?
Andrés
No lo sé, Andrés. Comento sobre España porque vivo allí. Sobre Alemania y Francia tengo algunas referencias.
Andrés ha dado en el clavo: el problema no es la precariedad laboral sino la rigidez del mercado laboral.
Con unos costes de despido altísimos (herencia de la "protección social" franquista, que incluso hoy los sindicatos defienden a capa y espada), y altos costes de los puestos de trabajo en forma de tributación a la Seguridad Social, las empresas se lo piensan mucho a la hora de convertir contratos temporales en permanentes, y consolidar así un puesto de trabajo. De tal manera que gente con títulos universitarios va de contrato temporal en contrato temporal, camuflados muchos de ellos como "de prácticas", aunque no son tales porque el trabajador no necesitas ya más formación. Pero como legalmente no existe tampoco una forma de otorgarle otro tipo de contrato, tiene que aguantarse con ello.
Si a esta dificultad, que es la fundamental, le sumas el bajo crecimiento de la productividad, que hace que el beneficio del puesto de trabajo no supere los costes en impuestos, los altos precios de la vivienda, en general, y en particular en las grandes capitales, la baja cualificación de un segmento importante de los jóvenes (con sólo un 70% que termina los estudios secundarios -12-16 años-, lo que realimenta lo dicho antes sobre la productividad), la falta de incentivos fiscales para el ahorro, y la falta de incentivos para el autoempleo o la creación de empresas nuevas, te encuentras a grandes rasgos el panorama que describe el artículo.
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