Nos incumbe, y mucho

En todo tema internacional hay un componente judío, o israelí, o ambos a la vez.
La guerra del Caúcaso no iba a ser la excepción.
Los lazos entre Israel y Georgia son bastante fuertes.
En Georgia hay una significativa población judía.
Desde que se proclamó la independencia de la República de Georgia prosperaron en forma apreciable las relaciones bilaterales, y se estableció una cooperación muy abarcativa en cuestiones económicas, sociales y culturales.
En función directa del enfrentamiento hay que reconocer la más o menos intensa cooperación militar, y la venta de materiales bélicos israelíes, descriptos como de carácter defensivo, pero indudablemente de significación militar eficaz.
Se mencionó con frecuencia la actuación de oficiales israelíes retirados que adiestran y capacitan al ejército georgiano, entre ellos militares recientemente liberados del servicio activo.
Y las relaciones entre ambos países en lo tocante al aspecto militar son percibidas por Rusia como 'hostilidades', y todo el mundo sabe lo que eso significa.
También la cuestión judía -no propiamente israelí- forma parte del cuadro.
En Georgia hay una comunidad judía -no muy grande en número, pero destacada- obviamente muy ligada al resto del pueblo judío.
Muchos ministros del Gobierno de Tbilisi han vivido en Israel, e incluso son entrevistados por periodistas israelíes en hebreo.
Hay un aspecto judío, y en su centro un aspecto israelí.
Los sucesos a corto y mediano plazo pueden ser impredecibles.
Tbilisi proclamó que las fuerzas rusas cortaron el territorio georgiano en dos y clamó por ayuda internacional.
La crisis es a nivel de las grandes potencias.
El factor judío no es de significación mayor -Israel si bien es de temer no es una superpotencia- pero existe, y no tenerlo en cuenta es -para mí- un grave error.