9 de agosto de 2008

Pobreza moral



La solución del problema de la pobreza -para muchos- consiste en producir las cosas que el pobre no tiene pero a un precio accesible, para que él también las posea, y en consecuencia deje de serlo.
Obviamente, para cualquier demagogo/a consiste en 'redistribuir'.
En ambos casos, se omiten conceptos a mi entender relevantes.
Me parece que el problema de la pobreza es mucho más grave que poseer o no poseer algo.
Por eso, si bien es útil tener presentes los llamados índices sociales de pobreza, es bueno usar además otros parámetros para reconocerla y describirla.
El trabajo -hablo del trabajo bien hecho- es lo que legitima que el humano se apropie de los bienes de este mundo -la verdadera propiedad privada- que le son necesarios para la propia subsistencia y la de su familia, para contribuir con ellos al progreso del conjunto social, y así crear riqueza.
Si el mundo es básicamente hermoso y rico, y sin embargo la pobreza es enorme, sospecho que las raíces de la pobreza son más profundas, y no sólo de orden económico o técnico, sino -en definitiva- moral.
La injusta relación entre la ciudad y el campo, los privilegios de sectores en contra del todo social, la carencia de sentido social de pagar los impuestos, la falta de escrúpulos en gastar lo recaudado, la ausencia de inventiva y de espíritu empresarial para transformar las situaciones de catástrofe en oportunidades económicamente favorables, la falta de espíritu de trabajo, el trabajo mal hecho, la concepción de un estado dadivoso en contra de un estado-instrumento social para el bien común y el respeto a la ley, la corrupción enquistada en toda la sociedad y de manera especial en el aparato estatal, y la pésima calidad de la dirigencia política, son factores que no figuran ni en las estadísticas ni en los índices sociales, pero para mí son determinantes.
Bueno, esto es lo que pienso.
Si en el desierto del Neguev -lugar inhóspito por excelencia- hemos podido hacer, gracias -entre otros organismos- al Instituto de Investigación del Desierto de la Universidad Ben Gurion, y a nuestro trabajo -bien hecho- espléndidos y fértiles campos, fantásticos emprendimientos y muy prósperas comunidades, que alguien entonces me explique qué les está pasando a los argentinos en sus envidiables tierras de promisión.

2 comentarios:

Sine Metu dijo...

la solucion a la pobreza consiste en generar un clima compatible con la atracción de inversiones para que se generen puestos de trabajo que con el correr del tiempo puedan aumentar su productividad.

O mejor dicho, la solución a la pobreza consiste en desmantelar el aparato estatal que impide la atracción de inversiones para que se generen puestos de trabajo que con el correr del tiempo puedan aumentar su productividad.

Carlos dijo...

Es como dicen ustedes. El problema es cómo le cambiás el bocho a los argentinos/as que están convencidos/as de que lo privado es - por decir lo menos- sospechoso.