23 de septiembre de 2008

Mi Buenos Aires querido



Una visita relámpago a Buenos Aires por razones personales me permitió apreciar, después de 2 años de mi última visita, que la ciudad permanece congelada en el tiempo.

No llegué a visitar los lugares de moda de la ciudad, como Puerto Madero. Dicen que esa zona está cada vez mejor y que es una atracción turística importante.

En lo que atañe a los barrios tradicionales, por los que tuve que andar (Caballito, el centro, etc) da pena ver la permanente exhibición de suciedad y dejadez en que ha caído la ciudad.

Recuerdo cuando en los años ’90 visité Montevideo. En ese entonces la ciudad, comparada con Buenos Aires, me parecía perdida en el tiempo, anticuada, necesitando una buena renovación de sus locales, bares etc.

Ahora esa misma impresión me la dio la misma capital argentina.

Los postes de las paradas de colectivos son un show de improvisación. Hay zonas donde si tenemos suerte se puede encontrar una chapa pintada y atada con alambres a un poste de la luz.

En las calles se aprecia cierta renovación del parque automotor. Pero los coches viejos siguen siendo mayoría. Sobre algunos uno apenas puede imaginar cómo hacen para poder circular. He visto hasta un Ford Falcon. El último modelo de ese coche salió de la fábrica en 1991...

El transporte público da pena cuando uno ve el estado de los colectivos que circulan por las avenidas. Salvo algunas excepciones de líneas que han renovado sus coches.

En la semana en la que estuve el Jefe de Gobierno Macri había anunciado que no iba apoder cumplirse la promesa de ampliar sustancialmente la red de subtes. La infraestructura de transportes va camino al colapso.

Dos estaciones nuevas de la Línea A esperan ser inauguradas hace meses. No me animo a preguntar si el recorrido ampliado, cuando se inaugure, también lo van a realizar los pintorescos pero obsoletos subtes de madera de ese tramo de la red.

Los locales de comida para llevar son multitud. Son incontables los que se pueden encontrar por cuadra en las zonas más comerciales de la ciudad. Algunos están muy bien puestos y otros hacen gala de violar las normas de bromatología de Kabul.

Tuve que ir al cementerio de la Chacarita. La suciedad y el descuido campea a sus anchas en este cementerio municipal. Respecto al personal, el aspecto del encargado de una de las galerías de nichos distaba poco del de un indigente.

El paseo por Florida es visitar el museo de la miseria.

Más allá de que mucha gente es llevada allí para comerciar con sus necesidades, es un hecho de que esa gente existe y que no tiene otro modo de subsistencia.

Una mujer tullida tirada en el medio de la calle tenia un letrero en el que pedía que le compraran ibuprofeno. Una madre estaba acostada a un lado de la vereda junto con sus dos hijos descalzos y dormidos...

El oficio de cartonero es ya una actividad más. Lejos está de erradicarse la imagen de personas empujando por las calles carros con rejunte de cosas que tienen alguna perspectiva de reciclarse en algún circuito marginal.

Lo peor de todo es el acostumbramiento. La indiferencia con que los porteños conviven con estas cosas. La sensación de que esto es lo que hay y de que no hay forma de que cambien.

7 comentarios:

Sine Metu dijo...

El socialismo no es opción.

BlogBis dijo...

Jorge, coincido totalmente. Salvo islitas (cada vez mas chiquitas) que se salvan del deterioro, Buenos Aires está cada vez peor, y en cada visita refuerza mi creencia que si no se cambia drásticamente el sistema de gobierno de la ciudad, como un todo no tiene solución.

Anónimo dijo...

Desde el 2001 al 2005, el argentino promedio no gastó un centavo en mejorar el aspecto de las fachadas, ni mucho menos en mejorar su auto.

Ni hablar que desde 1998 hasta el 2007, ibarra fue intendente, los que fueron 10 años en los que no se hizo nada de nada. Realmente no se en que si iba la guita, porque hasta los hospitales estaban abandonados, bah si se, se la gastaban en cualquier otra cosa.

En cuanto a la cantidad de indigentes, hay muchos intereses por parte de algunos partidos en que la villa 31 crezca velozmente, ya hay edificios precarios de más de 6 pisos, y no exagero.

La ciudad está llena de "cuidachoches" a los que da miedo no pagarles y zonas como San Telmo ya no son aptas para caminarlas de noche.

Beto dijo...

Hace tiempo el filosofo argento Chiche Gelblung dijo que Buenos Aires se estaba latinoamericanizando para mal, y pronostico que en 10 o 20 años la ciudad se iba a parecer mas a La Paz, Quito o Asuncion.

Ni que tuviera la bola de cristal....

MarcosKtulu dijo...

Jorge, si los autos de Bs As son viejos, tenés que ver los del conourbano. Sin perjuicio de que el Falcon es un gran auto, cuando voy para el oeste juego a avistar falcons. Normalmente para la altura de Moreno ya veo 10...

Anónimo dijo...

Si la ciudad de Buenos Aires va cayéndose más abajo cada día, yo creo que mucho tiene que ver el contexto del país. Porque si el país estuviése atravesando un período de genuino crecimiento económico (y no me refiero al crecimiento a causa de la soja), la ciudad estaría mejorando en lo que hace a sus fachadas. Sino miren lo que sucede en otras capitales latinoamericanas como Santiago de Chile o Lima.

Más aún piensen como sería la ciudad ahora si la Argentina fuese un país abierto al mundo no solo en lo que hace a la economía.

Tal como vos lo decís, Jorge, la peatonal Florida parece un museo de la miseria. Hace poco estuve caminando cerca del Congreso Nacional y me dió la impresión de que ese barrio tenía sus fachadas descuidadas.

Sobre el oficio de cartonero, es verdad, hoy ya es cotidiano ver personas (hasta he visto chicos, lo que es peor) transportando carros llenos de cartones y a veces sin importar el sentido de las calles; no sé cuanto faltaría para implementar carriles exclusivos para cartoneros.

Y cuando asoma la noche, uno llega a ver multitudes de gente revolviendo bolsas de basura.

Ah, a los nuevos "oficios" surgidos con la crisis hay otros, como el de "levantadiarios" y quienes lo ejercen son personas que están en los subtes o en los trenes y buscan que los pasajeros les regalen los ejemplares del diario La Razón que reparten por la tarde.

En fin, sería largo enumerar.

Andrés

Fernando R. R. dijo...

En un viaje relámpago a Baires hace maso un mes me llamó la atención que por la calle 4 tipos en diferentes lugares me manguearon un cigarrillo, cosa que en Rosario no me pasa hace años.