Sola y a la intemperie

La misma sociedad que se enteró recientemente de que empresas del sector de la salud acusadas de recibir pagos del Estado por servicios que no prestaban estaban entre las más importantes proveedoras de fondos para la campaña presidencial de Cristina Kirchner.
Y que el superintendente de Servicios de Salud que debía controlarlas no era otro que el tesorero de esa campaña.
Campaña en la que la entonces candidata se cansó de utilizar recursos públicos, como el helicópero y el avión presidenciales, como si fueran del partido político que la postulaba.
¿Puede creer que el 'valijagate' no fue obra de corruptos sino de chambones una sociedad que todavía contempla anonadada cómo Néstor Kirchner compró dos años atrás terrenos fiscales en El Calafate para venderlos recientemente por un precio 48 veces superior?
En períodos de bonanza económica, la ciudadanía argentina suele hacer la vista gorda ante ciertos hechos sospechosos.
Por el contrario, cuando la situación socioeconómica comienza a tornarse angustiante para muchos, la opinión pública es poco proclive a perdonar hasta las más mínimas desprolijidades.
Si se prestara atención a una frase de un director ejecutivo de Transparency International, que definió la corrupción como 'el robo frío y calculado de oportunidades a los hombres, mujeres y niños menos capaces de protegerse a sí mismos', pronto podría caerse en la cuenta de que los discursos redistribucionistas del matrimonio gobernante son sólo palabras huecas.

Fernando Laborda

Una reiterada defensa de los funcionarios argentinos consiste en señalar que el gobierno norteamericano no le ha concedido la extradición de Antonini Wilson, pedida por la justicia argentina.
Antonini Wilson no es santo para ninguna religión seria y él mismo se ha prestado a los dudosos manejos financieros del chavismo venezolano.
Es, en última instancia, una expresión cabal de la 'boliburguesía' venezolana, nacida y criada al calor de los petrodólares del chavismo.
Sin embargo, ningún juez argentino pidió nunca lo que el gobierno norteamericano no podría negarle: que los magistrados argentinos puedan indagar a Antonini Wilson en los Estados Unidos. Ese mecanismo está previsto por la ley norteamericana.
La extradición es, en cambio, una especie de ladrido a la luna.
El venezolano es también ciudadano norteamericano y, por lo tanto, nunca se le concederá su extradición a la justicia argentina.

Joaquín Morales Solá

Carrió señaló que era 'evidente' que las valijas pertenecían a Uberti.
'Era el cajero de Kirchner, el recaudador de campaña', sostuvo.
'No sé si la justicia argentina va a investigar, pero la verdad es tan fuerte, tan contundente, tan inapelable, que obliga al pueblo argentino a tomar una decisión en su futuro: si queremos seguir viviendo en esta matriz de corrupción, o si decidimos en algún momento salir de ella', resaltó.

Elisa Carrió

El juicio por el Valijagate, en Miami, es una 'operación basura' de la Casa Blanca, Antonini Wilson es un 'delincuente' y el FBI es una fuerza manipulable que inventó datos y pruebas para descalificar a Cristina Kirchner.
La versión del Gobierno, que ayer fue difundida a través de declaraciones de varios ministros, fue gestada hace dos días en la Quinta de Olivos por el matrimonio presidencial.
La idea de culpar a las autoridades políticas de los Estados Unidos fue consensuada entre los Kirchner, el canciller Jorge Taiana, el secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini, y el jefe de Gabinete, Sergio Massa, revelaron varias fuentes oficiales.

Crítica Digital

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Las opiniones de Federico Pinedo, de Gerardo Morales y en general de todo el arco político opositor son coincidentes: exigen que el gobierno dé explicaciones más convincentes.
Pero desde el poder sólo se escuchan divagaciones y descalificaciones que, en su mayoría, suenan ridículas.
El remanido recurso de señalar una confabulación ya no se lo cree nadie.
Y es muy posible que sigan las malas noticias, habida cuenta que el juicio en Miami recién empieza.
Mientras tanto el riesgo país sube -ya cerca de los 800- y los bonos soberanos siguen bajando en caída libre.
El mercado también está nervioso, e incrédulo.
Además, el conflicto en la región se enciende: Bolivia ya es un caos y el presidente venezolano parece en estos momentos haber perdido por completo la razón.
La latinoamérica populista parece tener las venas más abiertas que nunca: creo que se está suicidando.
Argentina se aproxima a pasos agigantados a pernoctar sola y a la intemperie en la vereda de los perdedores.