15 de octubre de 2008

Acostumbrada

Hoy viajé en colectivo.
Me senté al lado de una chica que estaba hablando por su teléfono celular.
Le estaban contando que habían asaltado a una chica, que debería ser su hermana, o una amiga.
No lograba que le dijeran si estaba bien o no.
Luego mandó varios mensajes de texto.
Al minuto la llama el novio preocupado por la persona asaltada.
La chica, que iba a trabajar, dijo que salía de trabajar a la una de la mañana.
Del otro lado del teléfono el novio le decía que se volviera en taxi.
Ella que no. Porque el taxi le salía $22 y que no podía gastar eso todos los días, así que se volvería en colectivo. Que además no se preocupase, porque a ella también la habían asaltado cinco veces en los últimos dos meses.
Ella le decía que no podía salir sin cartera ni sin celular. Que necesitaba las dos cosas.
"Además, si te dan un cuchillazo no podés hacer nada".
Para tranquilizarlo le dijo que lo llamaría cuando salía del trabajo para que la esperara en la parada del colectivo.

4 comentarios:

raúl dijo...

Cuando me entero de estas cosas, muchas veces me pregunto a quièn habràn votado.

Canzoneri, Claudio I. dijo...

Ya lo dije hace mucho: con este tipo de políticas plagadas de sensiblería barata, no hay solución.
Vamos hacia un apartheid donde los habitantes de las villas, gracias a sus delincuentes, harán el papel de los negros en Sudáfrica, los de la clase media seremos la carne sacrificable para calmar el hambre de las bestias (y deberemos defendernos solos, a los tiros), y el que pueda se encerrará en barrios privados con seguridad artillada pagada.

¡¡Fijate vos!!, acá en Corrientes, para darme la razón, hay unos tres barrios que son prácticamente acordonados por las noches y se controla quien entra y quien sale, aconsejándole a quien no vive allí, que no entre.

¿no estoy bastante aproximado en mi vaticinio?. Soy casi un augur.

Canzoneri, Claudio I. dijo...

Ya lo dije hace mucho: con este tipo de políticas plagadas de sensiblería barata, no hay solución.
Vamos hacia un apartheid donde los habitantes de las villas, gracias a sus delincuentes, harán el papel de los negros en Sudáfrica, los de la clase media seremos la carne sacrificable para calmar el hambre de las bestias (y deberemos defendernos solos, a los tiros), y el que pueda se encerrará en barrios privados con seguridad artillada pagada.

¡¡Fijate vos!!, acá en Corrientes, para darme la razón, hay unos tres barrios que son prácticamente acordonados por las noches y se controla quien entra y quien sale, aconsejándole a quien no vive allí, que no entre.

¿no estoy bastante aproximado en mi vaticinio?. Soy casi un augur.

Tortita Negra dijo...

Larga vida al Buckshot 0-0

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