De 'flotaciones administradas' y otros ensayos

Por encima de 10% de inflación y con expectativas futuras negativas, los argentinos han aprendido dolorosamente que el peso es una moneda de tránsito cotidiano, de transacción, de uso, y que el dólar es su verdadera moneda para defenderse de la inflación en casos de inquietud, estacionándose allí hasta que aclare.
No es otra cosa que una aplicación criolla un poco perversa de la famosísima ley de un tal Gresham, una de las pocas leyes que los argentinos respetamos a rajatabla, aún sin saberlo.
El buen señor solía decir que una moneda 'mala' reemplaza a una 'buena' en el uso cotidiano.
Puesto que todos preferimos retener el dinero 'bueno', gastamos el 'malo' primero y nos quedamos con el que nos da seguridad y nos ofrece resguardo de valor.
Se puede ver, también, con los billetes sucios que circulan con una velocidad mucho mayor con que lo hacen los nuevos y limpitos.
Haga la prueba: ofrezca a alguien dos billetes, uno nuevo y lindo y uno viejo y sucio, ya sabemos cuál le aceptarán.
Salvo que tenga gustos extraños.

Atlas

Me vienen a la mente cosas como 'les hablé con el corazón y me respondieron con el bolsillo', y otras lindezas.