11 de octubre de 2008

De misoginias y otros ensayos


Como todos los años se llevó a cabo la campaña para limpiar de entre las piedras del Kotel las cientos de miles de notitas colocadas entre ellas por los millones de visitantes.
Cumplir con la tradición de 'Yashan mipnei Chadash totzi'u' -removeréis lo viejo por lo nuevo, Levítico 26:10- demanda que las piedras del ha-Kotel ha-Ma´aravi se limpien de los miles de papelitos con oraciones y peticiones dejados ahí.
Todo se pone en unas bolsas -nadie las lee- y finalmente se entierran en el Monte de los Olivos de Jerusalém.

Por supuesto que hay una división estricta ordenada por Ley: hombres por un lado (espacio amplio y confortable), y mujeres por otro (el pequeño y precario lado de las mujeres judías).
Y nada de escotes -ni se te ocurra- y por las dudas conviene que te pongas un chal para cubrirte los hombros.
Hasta en la hora de las plegarias nos marginan.
Porque la tradición estipula que lo más importante que debe hacer una mujer judía es no protestar, dejarse de joder, y dedicarse a educar a sus hijos enseñándoles los principios del judaísmo.

4 comentarios:

BlogBis dijo...

Muy interesante Raquel. Siempre me intrigó qué se hacia con esos miles y miles de papelitos.

Carlos dijo...

Son siempre muy ilustrativos tus posts, Raquel.
Aunque en las tres religiones abrahamicas las mujeres ocupan un lugar menor,la cosa es muchísimo peor en el Islam.

Rāḥēl Reznik dijo...

Bueno, en el Islam la situación de la mujer ya es algo atroz.
Y si pensamos que antes a lo que hoy es el Kotel podía arrimarse solamente el Sumo Sacerdote, y sólo una vez al año, es evidente que las judías en realidad hemos avanzado muchísimo en el tema de la igualdad y esas cosas.

Anónimo dijo...

Es asi, y tiene que ser así.

David