27 de noviembre de 2008

Cambia, todo cambia

Lamento tener que comunicar a nuestra nunca bien ponderada teleaudiencia nacional, popular y revolucionaria que -en virtud de las nuevas normativas- los tan resonados casos de corrupción de nuestra historia reciente, como Infinity Group, Skanska, o incluso el protagonizado por el benemérito 'mequetrefe' Antonini Wilson, ya no existen.
Las acciones penales contra ellos han cesado definitivamente, y si quedó alguna deuda chica la pagarán en muy cómodas cuotas prácticamente sin intereses ni punitorios.

Las cosas parecen haber cambiado mucho -en muy poco tiempo-  en estas tierras de promisión.
Hace apenas unos meses, incluso pagar con tickets o vales alimentarios se había transformado en una felonía, ya que el gobierno alegaba que generaban daño en los ingresos del sistema previsional y de obras sociales.
Hoy -el mismo gobierno-  ofrece generoso un amplísimo jubileo para todos los corruptos. 

Los decentes y los sacrificados cumplidores de las penosas obligaciones tributarias ya no tendrán más dudas: son los boludos de una película a la que todos los días le cambian el guión.


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