5 de diciembre de 2008

El sol no tiene ocaso


Que nadie imagine -por el post de la Jánuca- que me olvidé de la Navidad.
Yo no soy la más indicada para hablar de esa celebración -y no lo haré- pero tengo el privilegio de ser amiga de muchas familias católicas que me honran invitándome a pasarla con ellos, y me encanta.
Solo escribiré unas breves líneas alusivas:

Al oriente de Belén -camino al mar Muerto- se extiende un fértil valle donde estaba la 'torre del rebaño', junto a la cual estableció Jacob su tienda para llorar a su amada Raquel.
En aquellos campos espigaba Ruth...
Habían pasado más de mil años, y seguíamos apacentando nuestros rebaños ahí.

3 comentarios:

Cogito Argentum dijo...

que lindo titulo, Raquel

Rāḥēl Reznik dijo...

Bueno, algo es algo, y me alegra mucho.
¿Debo pensar que el resto no te gustó?

Cogito Argentum dijo...

que pendenciera que sos! ja ja ja