Medicina Social

Hoy por cuestiones personales tuve que ir a un sindicato. Flor de edificio tienen los dirigentes de los trabajadores de ese rubro.
Me acerqué al mostrador de la entrada, pregunté por la persona a la que iba a ver, y me indicaron que fuera al cuarto piso.
Al bajar del ascensor me encontré con una sala de espera, con unas seis o siete personas. Vi una ventanilla y me acerqué a preguntar por mi amigo.
No había nadie detrás, pero una mujer que también esperaba ser atendida me informó que la secretaria vendría enseguida.
Me quedé escuchando la discusión.
Un señor a viva voz se quejaba por la destrucción de la obra social y se lamentaba por el futuro del sindicato.
"Todo esto que tanto trabajo nos costó conseguir, levantándonos a las 4 de la mañana, con lluvia o sin lluvia, si seguimos así lo vamos a perder."
Otro hombre contaba las peripecias de enfermarse con cobertura de la obra social sindical:
"Si te toca enfermarte un fin de semana, y resulta que no tenés algo de efectivo en tu casa, en lugar de ir al sanatorio de la obra social terminás en un hospital público".
En ese momento apareció la secretaria, y antes de que pudiera preguntarle por la oficina de mi amigo una mujer le preguntó:
"Es cierto que no te atienden en el sanatorio sólo con la orden de consulta?"
"No, hay que pagar!", respondió la secretaria.

Mi amigo justo había llamado para avisar que no iba a ir esta tarde, pero por lo menos recibí una clase de sanidad mutual, que aquí comparto con los amigos del blog.