En su post: "Los Kirchner, El Calafate y la madre que los parió" describe muy críticamente el ambiente de ese enclave turístico de moda en los útlimos años:
Pero El Calafate es otra historia. Es un robo a mano armada con aires presidenciales. Los funcionarios de la ciudad se comportan como si fueran primos o amigos de la señora Kirchner. El orgullo de haber nacido en la localidad no es gratuito, ni innato. El matrimonio de la Casa Rosada ha colaborado de una forma generosa en el aumento de esta arrogancia descontrolada arreglando y embelleciendo la localidad como si no hubiera otra en Argentina.
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