14 de febrero de 2009

Ihud


Un liderazgo de falsos libertadores al estilo bolivariano, está destruyendo la belleza natural, esquilmando las materias primas y deformando el encanto personal que tienen las buenas gentes de América Latina, contaminando sus mentes, mayoritariamente poco cultivadas, con el ya nombrado sincretismo político religioso antisemita. Reyezuelos dictatoriales con complejos de autoestima, como Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia o su demacrado maestro cubano Castro y aspirantes a dicho rango como Correa en Ecuador u Ortega en Nicaragua, están poniendo todos los medios de sus ruinosas infraestructuras, para que el violento islamismo, penetre en sus poblaciones indígenas.
La maquinaria de la manipulación indígena antiamericana y antiespañola, alimentada con el combustible del incendiario islamismo anti judío, está generando una violenta presión en toda la sociedad latinoamericana, que más pronto que tarde explotará, sembrando destrucción a su alrededor.
América Latina entrará en un proceso de recesión como nunca antes conoció.
Recesión económica, social, cultural, espiritual, y moral, se harán endémicas.
Las sociedades se colapsarán y la denominada 'economía de subsistencia' se enquistará por varias décadas en toda América Latina.
La pobreza traerá menos libertad y las dictaduras marxistas, o de corte filonazi, de enrevesada mezcla sincretista, con las religiones paganas, volverán a reaparecer trayendo más y mayores desigualdades.
La única salida que tiene América Latina, para detener los múltiples desastres que se le avecinan en forma de sombría plaga, es poner en práctica el precepto bíblico de bendecir a Israel y de hacer bien al Pueblo de D_s, que -aunque les pese algunos- sigue siendo y será una Nación apartada para ser luz al resto.


El Reloj

Bueno, una vez lo dijimos aquí.

Quería seguir el hilo del post de Carlos, que me pareció propicio para la reflexión desde un plano bastante alejado de la política.

Algun día se entenderá que -desde el punto de vista espiritual- Israel no es una nación, ni los judíos.
En nuestra percepción del mundo Israel son todas las personas que aspiran a D-os, porque 'Isra-El' también significa 'derecho al Creador'.
Y se le ha prometido a todas las personas de Israel -las que de corazón desean unirse a D_os- que alcanzarán los logros maravillosos que Él consideró en el 'Pensamiento de la Creación'  para beneficiar a todos los creados sin excepción alguna, en tanto y en cuanto hagan el esfuerzo.
Pero 'Judío' también viene de 'Ever', cruzar.
Entonces -espiritualmente- un judío es una persona que ha cruzado el Majsom, la barrera, el 'velo'.
Israel -desde este enfoque- es una persona que además tiene la intención -Isra-El- y el 'derecho al Creador'.
'Hebreo' también viene de 'Ihud' que significa 'unión' con D_os.
Estos conceptos son solamente nociones de amor, otorgamiento y altruismo, y no tienen nada que ver con lo que comúnmente se cree.
Todos los humanos -sean o no 'judíos' en la acepción común- desde este plano comenzamos nuestras vidas siendo 'goyim' -gentiles- en el sentido del egoísmo personal.
Los que se deciden por alcanzar determinadas metas espirituales se convierten en Israel.
Si cruzan el Majsom recién se convierten en verdaderos judíos, y solamente si alcanzan a unirse con D_os podrán considerarse hebreos auténticos.

Creo que -desde este enfoque- las lacras del antisemitismo y del antisionismo tal vez se entiendan mejor.
Porque estos males son las expresiones objetivas, son los síntomas de una grave enfermedad del alma que la hace odiar la luz.
 

2 comentarios:

Klaus Pieslinger dijo...

Por lo que pude entender, tu interpretación viene a ser aplicable a cualquier individuo que sostenga tales metas espirituales sin importar si adhieren a religión o culto alguno (o a ninguno, en cuanto institución).
Surge eso del análisis etimológico de las denominaciones entonces, y cualquier otra interpretación que pueda ser sectaria (ej. si X es "el camino" entonces no-X no puede serlo) aparece con posterioridad?

Rāḥēl Reznik dijo...

Mi interpretación es que las personas que aman a Israel, sin ser judías en el sentido excluyente y tradicional del término, lo son de hecho espiritualmente, y también son plenamente 'Israel' aunque profesen otra religión o pertenezcan a otra cultura, y pueden incluso llegar a ser hebreas si alcanzan la unión con D_os.
No se trata de un fenómeno de 'conversión' sino de una condición que excede lo anecdótico y lo circunstancial.