9 de noviembre de 2008

Israel: la luz del mundo



En un reportaje a una nena árabe de tres años y medio le preguntaron si odiaba y dijo que sí, que odiaba a los judíos.
¿Por qué?
'Porque son monos y cerdos'.
¿Quién lo dice?
'Lo dice el Corán'.
Es verdad que el Corán lo dice, pero como todo libro religioso extenso, escrito en circunstancias históricas determinadas, exhibe expresiones contradictorias, algunas durísimas y otras más dulces que la miel.
Igual sucede con la Biblia.
Corresponde a los hombres interpretar esos textos y enfatizar sus contenidos nobles.
Un imam de Los Angeles, por ejemplo, ha llegado a decir algo impresionante: ¡el Corán es sionista!
¿Por qué?
Porque en una Sura afirma que Alá ordenó a Moisés que llevase a su pueblo hacia la Tierra Prometida; en otro versículo Alá ordenó a los israelitas no ceder esa tierra.
Mahoma tuvo relaciones contradictorias con las tribus judías de Arabia, por momentos de fraternidad y por momentos de guerra, por eso las indicaciones opuestas. Históricamente el odio a los judíos fue más intenso entre los cristianos que entre los musulmanes.
Los cristianos acusaban a los judíos de ser 'los asesinos de Dios', los musulmanes sólo de haber enmendado la Biblia para que no figurase el anuncio de la llegada de Mahoma.
Ambos son hechos deleznables, pero más horrible, desde luego, el primero.
Si pudieron 'asesinar a Dios' –como se predicó durante centurias desde casi todos los púlpitos, por lo cual pidieron un vibrante perdón Juan XXIII y Juan Pablo II-, no los frenaría ningún crimen.
Se los acusó de envenenar los pozos cuando había una peste (y se carneaba entonces judíos con entusiasmo enérgico), se los acusó de utilizar la sangre de niños cristianos para amasar el pan de la Pascua (¡?) (y nació el delirante y repetido libelo del crimen ritual, que llevaba a renovadas y jubilosas matanzas), fue el Shylock voraz por una libra de carne humana, fue el judío pobre que se despreciaba por sucio y débil o fue el judío rico que se rapiñaba sin culpa, fue el personaje siniestro de Los Protocolos de los Sabios de Sión que redactó la policía secreta del Zar para estimular los pogroms, fue El Judío Internacional del resentido Henry Ford, fue el Mein Kampf de Hitler, donde prometía hacer lo que finalmente hizo ante la indiferencia de la civilización, fue Auschwitz.
El plan nazi de encerrar a todos los judíos mundo y exterminarlos como si fuesen cucarachas en base a un odio sedimentado durante siglos en Europa, casi tuvo un éxito total.
En pocos años liquidó un tercio de ese pueblo gracias a la sistemática técnica industrial de la muerte.
Ese plan recibió el apoyo del líder árabe de Palestina Haj Amin el-Husseini, gran mufti de Jerusalén.
Este clérigo fanático, que espoleaba a destruir las comunidades judías porque importaban costumbres 'degeneradas' como la igualdad de la mujer, la apertura de teatros y orquestas, la edición masiva de libros, los ideales de la democracia y el socialismo, se ofreció a colaborar con 'la solución final'.
Viajó a Berlín por un largo período y prometió erradicar cada judío de Palestina y sus alrededores 'con los métodos científicos del Tercer Reich'.
Planificó erigir otro Auschwitz en Nablus, sobre las colinas de Samaria.
Su lema, difundido por radios nazis, fue: 'Mata a los judíos dondequiera los encuentres, para agradar a Alá y la historia'.
En sus Memorias confiesa: 'Nuestra decisión fundamental era colaborar con Alemania para hacer desaparecer el último judío del mundo árabe. Yo pedí a Hitler que me ayudase en forma explícita a resolver esta cuestión en base a nuestras aspiraciones raciales con los métodos innovadores puestos en marcha por Alemania. El me dijo: 'Esos judíos son suyos'.
Yasser Arafat lo citaba como 'nuestro héroe'.

Marcos Aguinis
Marcelo Levit-blog vía Desde Israel

'Israel siempre quiso ser Atenas, pero la obligaron a ser Esparta'.
Pilar Rahola dijo una vez que 'Europa se ha librado de los judíos, pero no (...) de la judeofobia (...) Ello explica su histerismo acrítico propalestino, su izquierda ferozmente antijudía, su macabra banalización de la Shoá (...), sus intelectuales de pacotilla, tan amantes de la libertad que han ido amando intelectualmente a todos los dictadores de la historia, Stalin, Mao Tsé-Tung, Pol Pot, Arafat'.
Como sucedió con los nazis, para los musulmanes somos Untermenschen.
Ante el totalitarismo islamista, Israel y su futuro no son sólo importantísimos para la paz del mundo, sino que cada día lo son más para la propia supervivencia de Occidente, para garantizar los valores de la democracia, la libertad, la igualdad, los derechos de la mujer, y los derechos de las minorías.
Israel es la última línea de defensa que queda a la democracia frente al Islam radical expansionista.
Israel es el único dique de contención frente al agresivo Irán.
Irán utiliza el terrorismo de Hizbollah para apoderarse del Líbano, utiliza el terrorismo en Irak para impedir su recuperación, y extiende los brazos mortales del terrorismo y del tan ansiado poderío nuclear para intentar hacer arrodillar a Occidente.
Pero Israel está a la vanguardia de la guerra contra el fanatismo islamista y contra el terror islámico global.
Si Israel cayese, caería Occidente.

Por eso Israel es la luz del mundo.

3 comentarios:

Diogo dijo...

El Tibet tambien es una nacion y una cultura amenazada. Mucho mas amenazada que Israel. Mucho mas cercana al borde de la desaparicion. En condiciones mucho peores, pelean en todo el mundo diariamente por mantener su cultura y nacion en pie y mantener la esperanza de la liberacion.
Y tienen la ventaja de no provocar la verguenza ajena que da todo judio que apele al impresentable delirio como forma de supervivencia.
Eso de que occidente caeria si cayese israel es un delirio. Seria mas o menos decir que si cae el Tibet desaparece la cultura budista.
El mayor nido de crianza de fundamentalistas es Arabia Saudita, sin embargo a los occidentales nos importa tres carajos Arabia. Por algo sera...

Victor dijo...

Excelente artículo. Impactante, claro y preciso.

Me pareció que lo había leído antes, lo busque y lo encontré por acá.

Rāḥēl Reznik dijo...

Sí.
El trabajo de Marcos Aguinis (que reproduje parcialmente) que sirvió de base a mis reflexiones yo lo encontré en Marcelo Levit-blog vía Desde Israel, y entonces esos fueron los links que obviamente cité en mi post.