16 de febrero de 2009

Raquel Termonuclear

A fuerza de escuchar todo el día a mucha gente hablar del tema, me contagié...

Los que piden su destrucción... ¿tienen derecho moral a criticar las políticas de Israel con las que defiende su existencia?
Si fuera cierto -lo dicen muchos- que cerca de quinientas ojivas nucleares están apuntando día y noche al corazón de los enemigos estratégicos de Israel, no solamente en el Medio Oriente sino en el resto del planeta, nadie podrá negar que el de Israel -la actual reserva nuclear israelí así como su real capacidad nuclear no han podido ser determinadas- es el programa de armas de destrucción masiva más secreto del mundo.
Durante la Guerra de los Seis Días es más que posible que Israel haya preparado sus primeras dos bombas.
Se dice que por temor a una derrota en la Guerra del Yom Kippur el ejército israelí activó entonces 13 bombas adicionales, de unos 20 kilotones cada una.
Y que desde entonces muchos misiles y aviones fueron armados con bombas nucleares para un ataque definitivo sobre blancos enemigos.
Algunos afirman -en base a estimaciones- que Israel posee en la actualidad más de dos mil artefactos nucleares.
Para mantener el principio de 'Si nos atacan con armas nucleares, desde donde sea, responderemos con armas nucleares, desde donde sea', en algún lugar indeterminado del océano están permanentemente alertas varios submarinos israelíes provistos de mortíferas ojivas.
Pero Irán ha diseminado sus instalaciones nucleares por todo su país y bajo sus montañas, a cientos de metros de profundidad bajo tierra.
Para atacar estas bases existen las bombas anti-bunker BLU-109 y B61-11, ésta última termonuclear.
Israel cuenta en sus arsenales con muchas de esas bombas y con más de un centenar de aviones F-16I de largo alcance que podrían fácilmente transportarlas y lanzarlas con una precisión milimétrica, pero los emplazamientos de las instalaciones iraníes  por ahora son relativamente inmunes a esas armas.
Como están las cosas, además de bombardear, Israel debería además desplegar fuerzas de comandos encargadas de hacer volar los túneles.
La pregunta del millón es si esta vez Israel sorprenderá a sus enemigos, como en la Guerra de los Seis Días, o se dejará sorprender como en la Guerra de Yon Kipur.

Desde ya, tal vez por ser demasiado rústica, la estrategia del 'segundo golpe' no me entusiasma en lo más mínimo.


Tal vez sea conveniente que la progresía políticamente correcta recuerde al gran poeta de esas tierras de promisión: 'no hay tiento que no se corte, ni tiempo que no se acabe'.

1 comentario:

Carlos dijo...

"Si vis pacem, para bellum", es la principal razón de la existencia de Israel.