DEBATE
Argentina, un país sin sistema
Por: Hugo Martini
Fuente: DIRECTOR DE CARTA POLITICA, EX DIPUTADO NACIONAL (PRO)
Fuente: DIRECTOR DE CARTA POLITICA, EX DIPUTADO NACIONAL (PRO)
La renuncia de cuatro senadores y tres diputados al bloque del Frente para la Victoria más que un problema para el Gobierno o una alegría para la oposición, es una incógnita. El análisis político esta condenado en la Argentina a conseguir la mayor cantidad de información todos días, porque nadie conoce las tendencias de un proceso que no obedece a la ley de ningún sistema.
Llevando las cosas al exceso digamos que, antes que República, hace falta Sistema. Porque suponiendo que la República volviera, su regreso sería temiblemente precario: sólo un sistema le daría estabilidad y permanencia. En este contexto, la renuncia de los legisladores puede ser el principio de una inmensa crisis, o puede impulsar activas negociaciones en la oposición, o puede desatar un contraataque del Gobierno, o puede no ser nada.
Como no hay sistema vivimos rodeados de sorpresas. En la medianoche del 16 de julio pasado Julio Cobos era uno más entre todos los vicepresidentes de la historia argentina. Cuatro horas después su nombre se escuchaba en la noche como el destinatario de todas las esperanzas.
En los últimos diez días ha estallado una conmoción política desde el interior mismo del peronismo. A partir de ahora, el Gobierno no cuenta con el apoyo de una clara mayoría parlamentaria en ninguna de las dos Cámaras. Podría hacer lo mismo que hizo en el período 2003-2007: congelar la actividad parlamentaria. No tiene votos suficientes para hacer aprobar sus proyectos, pero la oposición no está unida para hacer aprobar los suyos.
En el caso de la oposición no sería una mala idea si, en el curso de las arduas negociaciones de unidad, incorpora a la agenda esta propuesta de hacer un país previsible -o sea despersonalizado- si llegan al gobierno. Si es con la República, mejor.
Cada vez más, la toma de decisiones está obligada a mirar el corto plazo. Ante la ausencia de un sistema, lo que ocurrió en 2001-2002 no necesariamente vaya a producirse de la misma manera. Acá tiene vigencia el simple consejo que el último Ortega dio a su discípulo Marías: "mantenga los ojos lo más abierto que pueda".
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