11 de abril de 2009

¿Qué vas a comer hoy?

Cuando era pequeña, mi madre me obligaba a comerme toda la comida.
La frase para vaciar el plato era: 'no dejes ni una cucharada, que hay otros niños en el mundo que no tienen nada que llevarse a la boca'.
Pasaron apenas unos años y la profunda crisis generada por la caída del socialismo en Europa cambió totalmente el panorama de mi mesa.
Más que evocar a los que no tenían, nos poníamos a divagar sobre los manjares que estarían devorando otros.
Eran tiempos en que hablábamos constantemente de sabores perdidos y productos desaparecidos del mercado.
Mis padres no volvieron a exigirme mayor apetito, sino que pasaron a pelearme por tragar -demasiado rápido- el pan recibido en el racionamiento.
La crisis entró en nuestras vidas para no irse.
Después de más de veinte años conviviendo con una economía colapsada, ya nuestra piel apenas reacciona a los aguijones de las dificultades.
El mundo se espanta ante los indicadores que evidencian la catástrofe económica, pero mi generación -crecida en los rigores de la carestía- no concibe levantarse una mañana sin la angustiosa pregunta: ¿Qué voy a comer hoy?

Yoani

Pensaba decir algunas cosas, pero mejor reproduzco un comentario -de entre los más de mil- que alguien dejó en este post de Yoani:

'Las ruinas de Cuba se deben conservar como patrimonio de la humanidad, para que el mundo vea como no debe gobernarse un país, y sobre todo lo que le sucede a un pueblo por dejarse avasallar por tanto tiempo'.

3 comentarios:

Victor dijo...

Raquel, te estaba por decir que no te amargues pero me resulta hipócrita recomendarte algo que yo no puedo hacer.

Lamentablemente las "ruinas de Cuba" van a encontrar prontamente una explicación y la manera de dar vuelta las cosas para que la culpa sea de otro.

El socialismo lleva varios millones de asesinados (y cientos de millonesde muertos por peste y hambre) y todavía es cool ser progre. Después de todos los fracasos, el de Cuba va caer en el olvido en pocos meses.

Rāḥēl Reznik dijo...

Vos y yo nos amargamos por igual con esas cosas.
¿O no?

Klaus Pieslinger dijo...

Siempre encontrarán al que les diga que "el socialismo, es otra cosa...".