Si algo marca un broche digno al setentismo apolillado del kirchnerismo es la idea de apelar a los rezagos del panteón de los artistas del varieté ideológicamente comprometido de la década añorada. LaCompañera Clotilde Acosta, que en las épocas en que el Néstor y la Cris eran jóvenes idelistas seguramente les amenizaba las tardes de hueveo con sus simpáticas canciones de protesta, en las que proponía acabar con el odio, metiendle picana, tiros y granadas.
Casi treinta y cinco años después la vieja consigue lo que buscaba: cantarle al poder, en un país que se mee por el Che.
2 comentarios:
què grasada
lard!
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