16 de mayo de 2009

Más sobre monos


Desde 1831 a 1836 viajó como naturalista a bordo de la nave inglesa ' H.M.S. Beagle'.

'Durante los últimos seis meses, he tenido la oportunidad de apreciar en algo la manera de ser de los habitantes de estas provincias [del Plata].

Los gauchos u hombres de campo son muy superiores a los que residen en las ciudades. El gaucho es invariablemente muy servicial, cortés y hospitalario. No me he encontrado con un solo ejemplo de falta de cortesía u hospitalidad. Es modesto, se respeta y respeta al país, pero es también un personaje con energía y audacia.

La policía y la justicia son completamente ineficientes. Si un hombre comete un asesinato y debe ser aprehendido, quizá pueda ser encarcelado o incluso fusilado; pero si es rico y tiene amigos en los cuales confiar, nada pasará.

Es curioso constatar que las personas más respetables invariablemente ayudan a escapar a un asesino. Parecen creer que el individuo cometió un delito que afecta al gobierno y no a la sociedad. (Un viajero no tiene otra protección que sus armas, y es el hábito constante de llevarlas lo que principalmente impide que haya más robos.)

Las clases más altas y educadas que viven en las ciudades cometen muchos otros crímenes, pero carecen de las virtudes del carácter del gaucho. Se trata de personas sensuales y disolutas que se mofan de toda religión y practican las corrupciones más groseras; su falta de principios es completa. Teniendo la oportunidad, no defraudar a un amigo es considerado un acto de debilidad; decir la verdad en circunstancias en que convendría haber mentido sería una infantil simpleza. El concepto de honor no se comprende; ni éste, ni sentimientos generosos, resabios de caballerosidad, lograron sobrevivir el largo pasaje del Atlántico.

Si hubiese leído estas opiniones hace un año, me hubiese acusado de intolerancia: ahora no lo hago. Todo el que tiene una buena oportunidad de juzgar piensa lo mismo.

En la Sala de Buenos Aires (Actual cámara de diputados) no creo que haya seis hombres cuya honestidad y principios pudiesen ser de confiar. Todo funcionario público es sobornable. El jefe de Correos vende moneda falsificada. El gobernador y el primer ministro saquean abiertamente las arcas públicas. No se puede esperar justicia si hay oro de por medio. Conozco un hombre (tenía buenas razones para hacerlo) que se presentó al juez y dijo: 'Le doy doscientos pesos si arresta a tal persona ilegalmente; mi abogado me aconsejó dar este paso'.
El juez sonrió en asentimiento y agradeció; antes de la noche, el hombre estaba preso. Con esta extrema carencia de principios entre los dirigentes, y con el país plagado de funcionarios violentos y mal pagos, tienen, sin embargo, la esperanza de que el gobierno democrático perdure. En mi opinión, antes de muchos años temblarán bajo la mano férrea de algún dictador'.

29 de noviembre al 4 de diciembre de 1833) Los textos son de Charles Darwin's Diary of the Voyage of 'H.M.S. Beagle'. Edited from the MS by Nora Barlow, 1933, Cambridge University Press, pp. 197-200. Traducción Ciencia Hoy.

Gracias, Charlie por el mail

4 comentarios:

Klaus Pieslinger dijo...

No hemos evolucionado.

Julio Rougès dijo...

Esa degradación coincidió con la tiranía de Rosas. No diré si era causa, efecto o había una interacción recíproca entre ambas, pero lo cierto es que Argentina cambió a partir de la Organización Nacional.
O pueden ser apreciaciones arbitrarias de Darwin, cuyo rigor científico en otros órdenes no es puesto en tela de juicio

Victor dijo...

Este texto lo vi hace unos años, impresionante. De Darwin nada menos. Esa época tiene muchas cosas parecida a la que vivimos.

Victor dijo...

...ojala estuviera empezando un '53 pero sin 1930.