El siglo XX mostró qué jodido es ponerle prendas y colores a la política.
Desde los Camice Nere a los Braunhemd, incluso los imbéciles black shirts de entonces y de ahora, la "ideologización textil" marca un enajenación colectiva que nunca produjo finales felices.
Por eso me asquea profundamente la franelirojización de los seguidores del chavismo, que cada vez mas se acompaña de una verdeolivización de los actos de gobierno.
Es una rara virtud que en la Argentina donde no faltaron ni faltan escuerzos con veleidades de líder de masas, hace mucho que a nadie se le ocurre implantar un uniforme partidario.
A lo mejor es gracias a la lección que dejó la fatídica divisa punzó.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario