18 de junio de 2009
Experience Freedom
El sabor de la libertad no sólo lo sienten los gays en Israel, sino también los árabes y otras minorías, quienes tienen derecho a trabajar, estudiar, entrar en política, manifestarse libremente, etc, sin diferencia de género.
¿En cuántos países musulmanes tienen todos esos derechos?
¿Acaso es extraño que los árabes israelies se nieguen a perder su ciudadanía israelí para pasar a ser ciudadanos de un futuro Estado palestino?
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Es por ello que no entiendo a los progres y aún menos a los pogres homosexuales. Pues ellos se ponen del lado de los opresores que asesinan 'infieles', mujeres 'adúlteras', gays por el simple hecho de ser gays, etc.
Defienden a esos dictadores que no respetan ni uno de los Derechos Humanos que tanto dicen defender.
La paradoja progresista de 'defiendo la libertad y apoyo a los dictadores opresores' nunca la entenderé.
Lo único que lamento es que esos progres no vivan en países como Cuba o Irán.
Quiero ver si cuando estén puestos con los ojos vendados contra un paredón, a punto de ser fusilados por tener espíritu crítico, o con la soga al cuello a punto de ser colgados por ser homosexuales, seguirán del lado del extremismo y atacando al mundo libre.
Leandro Fleischer
Todas las personas tienen el derecho a vivir sus vidas según sus creencias y preferencias, y de ser respetadas y aceptadas por la sociedad de la cual forman parte en calidad de ciudadanos, con iguales derechos, y en paz.
Porque la felicidad -aunque aún a muchos les cuesta creerlo- existe únicamente cuando hay libertad.
Esto no tiene nada que ver con el panegírico de la homosexualidad que hacen algunos -cosa que a mí me resulta bastante desagradable- pero que muy posiblemente sea una consecuencia de los permanente ataques que sufren por parte de los sectores rígidos e intolerantes.
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2 comentarios:
La pregunta que formula Leandro sobre la paradoja gay-pro-musulmán es la misma que les hago hace tiempo a los progres locales (así que no diré "es una buena pregunta" por una cuestión de modestia!).
En la misma línea tampoco comprendo a los judíos pro-izquierda.
Creo que nunca sabremos la respuesta, porque ellos tampoco la saben. Calculo que debe ser la envidia, mezclado con un poco de lavaje de cerebro, algo de aburrimiento y miedo. Digo miedo porque es más fácil criticar al que te acepta la crítica que aquel que te fusila por la misma.
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