A partir de este post de El Opinador, viene al caso comentar algo que he mencionado en algunas conversaciones con Sine Metu, a la luz de que recurrentemente se ha mencionado en BlogBis esa manía de esperar que reaparezca Juan Bautista Alberdi como candidato ideal.
Yo no quiero un Alberdi. Alberdi fue brillante escritor (aunque quizá adicto a cierto copypaste versión sigloXIX como apunta Sine), pero también fue un personaje en eterna fuga.
Supo darle letra a Urquiza, pero no pudo aceptar a Mitre. A pesar de que el experimento urquicista quedó trunco y que Mitre en cierto modo fue el que logró llevar adelante el proyecto argentino.
Admiro a Alberdi, y celebro sus escritos. Menos uno.
Pero a esta altura lo que hace falta es la acción, a la que Alberdi escapó repetidamente, desde el sitio de Montevideo en adelante. Algo que su archirival, Domingo Faustino, explotó en cada oportunidad que tuvo.
Yo quiero otro Urquiza. O un Sarmiento. U otro Mitre, si no queda otra.
No me hace falta que tenga brillo intelectual, que sea un escritor superlativo, o un teórico brillante. Hace falta alguno que sabiendo que el barro ensucia, que la bosta hede, no le esquive el bulto al compromiso y sepa positivamente que el lugar en la historia lo asignan los historiadores y no los títulos de los diaros.
11 comentarios:
Coincido con vos, Rubén.
Necesitamos un porteño al frente del gobierno
¡¡¡Ja, Ja, Ja!!! NO SE ENOJEN, ES UNA BROMA. YA SABEN QUE NO OPINO DE POLÍTICA ARGENTINA.
para mi necesitamos un manuel belgrano, un metrosexual que no tenga miedo de romperse las uñas arreglando este pais
A esta altura Enmascarado, no me preocupa que el sujeto sea porteño de Barrio Norte, de La Boca o bonaerense de Ezpeleta.
Me gusta lo de Víctor. Es una versión más fina (mas posmo?) de mi descripción del barro y bosta...
Excelente post, Rubén; estoy completamente de acuerdo y en varios oportunidades expresé lo que pienso de los que se encierran en su casa esperando el Alberdi (Adam Smith, Mises, Rothbard, etc) para votar por él. Son personas que desempeñan a las mil maravillas el papel que más gusta a quienes gobiernan (los Kirchner, en este caso). Es un error enorme de los que persiguen utopías. Saben que lo que pretenden nunca sucederá pero insisten; generalmente se trata de “moralistas” (que no significa tener moral) y es sabido que los moralistas siempre dividen al mundo en blanco y negro y sólo saben jugar a todo o nada; como obtienen “nada”, siguen encerrados jugando a su deporte favorito que es el de quejarse de todo y pontificar.
Tal vez, por eso les gusta Alberdi que, para mí, fue un gran intelectual pero tengo mis reservas sobre su personalidad. Como bien decís, vivió escapando ( muchas veces innecesariamente porque su vida no estaba en peligro lo que le valió comentarios irónicos de sus rivales) y demostraba perder la lucidez cuando lo dominaba el resentimiento hacia Mitre y Sarmiento que, contrariamente a él, fueron “exitosos”.
En cuanto a lo de “conservador”, palabra generalmente usada con desprecio tanto por la izquierda como por muchos liberales, hay muchas acepciones del término; algunas veces me he referido a la que usan lo británicos cuando dicen que el conservadurismo no es una ideología -como lo son el socialismo, el liberalismo o el libertarianismo- sino una forma de contemplar la realidad, una actitud, una manera de pararse frente a la vida con principios e ideas firmes y claros. Un conservador es alguien lúcido y realista que, ante todo y contrariamente a los que siguen mandatos ideológicos, conoce muy bien las cosas buenas y las cosas malas que tiene la naturaleza humana. Por todo ello, el conservador no necesita identificarse forzosamente con un determinado partido político. Un conservador vota un proyecto laborista si considera que ese proyecto es bueno.
Las ideas exitosas ya existen, no hace falta inventar nada. Alberdi en su pensamiento por ahí no fue muy original, pero cuanta idea tuvo a su alcance lo adaptó muy bien a la realidad argentina. Para aplicarlas ahora haría falta actualizarlas y sobre todo divulgarlas. Si no se gana la batalla por la opinión pública, van a seguir prevaleciendo las opiniones estatistas mientras el liberalismo (o "neoliberalismo") es vilipendiado como enemigo público #1. En este sentido los 90´s fueron la oportunidad perdida. Sin ser del todo ideal, el clima intelectual y el contexto internacional eran mucho mas propicios que ahora. En estos momentos dudo que un Urquiza cruzando el Parana con el ejército grande podría hacer mucho con una población lobotomizada en el estatismo.
Eso que dice Carlos de que los conservadores son realistas es muy discutible, la mayoría insiste en despilfarrar recursos en guerras perdidas como la lucha contra las drogas.
No lo digo yo, Flavio, es lo que piensan los británicos que debe ser un conservador.
El conservadurismo británico no es doctrinario como, por ejemplo, el norteamericano.
Coincido absolutamente. Pero me parece difícil que ocurra sin que suframos una evolución traumática (espero que sin violencia) que acelere los tiempos. Si no lo veo dificil.
Hace poco hice un post rescatando el articulo de Vargas Llosa que habla del periodo 53-1930 y casi me derrumban el blogcito...
Yo quiero un candidato que sepa de lo que está hablando y que sepa cuales son los valores de la libertad.
No quiero votar por "pragmatismo" porque eso equivale votar a un tipo como el Colo que dijo que Duhalde fué el mejor presidente de estos 25 años. O a Mauricio que prometió bajar los impuestos y los aumentó.
No es que sea idealista, es mirar la realidad y la realidad indica que todos son iguales al kirchnerismo en cuanto a ideas de base se refiere. Solo que, a diferencia del kirchnerismo, algunos se bañan todos los días.
Pensar que en los 90 hubo algo de liberalismo es totalmente erróneo. Menem por más que haya privatizado, haber abierto la economía un poco y modernizar el país, lo hizo porque no tenía remedio no porque tenía convicciones de hacerlo.
De hecho, los impuestos en los 90 eran muy altos y el número de empleados públicos aumentó como nunca (pese al verso del achicamiento del Estado y demás). Tiene razón Marcos, en los 90 había una oportunidad única (con ideas un poco más propensas al liberalismo) para liberalizar el país tanto política como ideológicamente, no solo no se pudo sino que terminó con el efecto contrario ya que el país después de los 90 entró en un colectivismo que no se veía desde hace mucho tiempo.
Coincido con Darío, no soy utópico solo quiero un politico que no se junte con los peronistas o con el primer estatista que se le cruce.
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