En los últimos seis años la Argentina hizo su descenso final a la categoría de los países intrascendentes. La política exterior nos sacó de del mundo para amigarnos con Chávez, Evo Morales, y estadistas de esa estatura. Se desbarató buena parte de la actividad agropecuaria, se zambulló a la economía en una pileta de regulaciones e intervenciones estatales, la defensa nacional prácticamente se evaporó, todo en un clima en que las calles se convirtieron en una amenaza por la espiral de delito descontrolado.
Y lo único que importa, parece, es que renuncie Moreno.
La clase política argentina, y los votantes en general, con los ojos en el tujes como siempre.
No hay que sacar a Moreno, hay que sacarlos a todos. Juicio político ya.
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