21 de julio de 2009

Relentless censorship (continued)

"Te debo una respuesta, " comenzó a decirme un amigo cubano ni bien me vio. Se refería a este post de Raquel sobre la televisión, que le enviara en su momento, pero no habia tenido tiempo de contestarme.

"Esto que te digo era hace cuatro años, no sé cómo estará la cosa ahora, si cambió la tecnología" dijo; "yo conozco los cablecitos, las conexiones que se hacen desde el vecino que tiene armada la antena, hacia todos los que comparten. El aparatito es un decodificador casero que arma alguno que sepa, dependiendo de lo bien que esté hecho permite ver más de dos canales, dos era común. El sistema es como un 'hub', o sea el canal que esté viendo el que baja la señal es el que ven todos los demás, muchas veces son telenovelas. El costo es de diez dólares por mes" (no entendí si cada uno de los conectados lo pagaba, o si era el costo del decodificador).

Claro, seguramente en cuatro años con la financiación bolivariana y el asesoramiento canadiense las cosas hayan cambiado y hoy tengan acceso a 120 canales de información libre. Más "Telesur".

2 comentarios:

Cristian dijo...

Es asi Klaus. hay solo dos canales oficiales que la gente puede ver. En los dos ven telenovelas argentinas (creen por ejemplo que Montaña rusa es de ahora), deportes y un "noticiero" oficialista en el que solo pasan los logros del gobierno. Si uno quiere ver mas canales tiene que ponerse una antena satelital trucha. La verdad que es medio patetico que esas sean las opciones que tienen. La censura de informacion es una de las cosas que no me gusta de Cuba. De todas formas en Cuba esta lleno de cines, teatros y centros culturales y la entrada a esos lugares es casi gratuita. En el cine pasan cualquier cosa, incluyendo peliculas de Hollywood. Curiosamente el gobierno nunca censuro las peliculas norteamericanas, aun las que estan en contra de Cuba. Me acuerdo que en La Habana por ejemplo vi Goodbye Lenin. Ademas el festival de cine de La Habana es de los mejores del mundo...

Carlos dijo...

Cuando estuve en La Habana, hace más de veinte años, me llamó la atención la cantidad de películas argentinas que pasaban en la televisión; varias eran del tiempo de los "teléfonos blancos", época en que nuestro país y nuestro cine era admirado en toda América. Me contaban que les llamaba la atención la elegancia de los argentinos/as.
Ahora nadie diría lo mismo de los mal lavados, en ojotas y bermudas que se ven por la calle.