30 de agosto de 2009
Ruach HaKodesh : רוח הקודש
La historia de la tormenta de Santa Rosa comenzó en 1615 cuando en Callao -un paraje donde casi nunca llueve- los rezos de una joven muy devota produjeron una tormenta que impidió el desembarco de una flota de piratas holandeses.
Esa mujer se llamaba Isabel Flores de Oliva, y fue beatificada y santificada -la primera mujer en América- como Rosa de Santa María de Lima.
Y la celebración de Santa Rosa tiene una relación directa con la devoción cristiana al 'Espíritu Santo'.
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En Təˈnax, Ruach -רוח- significa viento, aliento, o espíritu.
Cuando se aplica a Di-s, se refiere a su inconmensurable actividad creadora, pero creo que eso ya se los conté, así que no me dispersaré.
Isaías 11:2 Y reposará sobre él el Espíritu de Di-s; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de conocimiento y de temor a Di-s.
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Bueno, Rosa fue la primera Santa de América y conoció plenamente la gracia, y aunque no puedo compartir su fe estoy completamente segura que su alma está muy cerca de Di-s.
Porque -salvando las distancias y por encima de cualquier diferencia- para las mujeres creer en Di-s y amar a Di-s es una pasión que nos supera y nos hermana a todas, de una manera que solamente pueden entender las que también la sienten.
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5 comentarios:
Bueno, a esta altura ya estoy convencido que Scherezade es como una versión adaptada de Raquel!
Šīrāzād:שחרזאדה
Fue un elogio?
:(
Sí. Por si no se entendió el orden: Raquel es la original, שחרזאדה una adaptación :)
Siempre tenés una historia que atrapa!
Bueno, entonces :)
¿Puedes relatar, aunque no compartas su fe, la historia de Edith Stein?´(hebrea, convertida al catolicismo, y que murió en el Holocausto)
Yo tampoco comparto tus creencias religiosas, pero tengo un profundo respeto por tu persona, tus convicciones y porque sos la única en este blog que además de expresar con lucidez e ingenio las ideas que con diferencias de matices compartimos sobre cuestiones políticas, económicas y particulares sobre la lacra que nos gobierna, escribe -adunando la versación y la pasión- sobre temas religiosos y espirituales.
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