Marcos publicó ayer el link a la entrevista a Ian Kershaw en el diario español El Mundo.
Kershaw es el autor de una extensa y profunda biografía de Adolf Hitler que leí hace unos años con mucho placer.
Lo que rescato de la entrevista es el análisis desapasionado y a la vez minucioso de la figura de Hitler.
Creo que muchos Hitlers existen en la vida diaria y nos los cruzamos por la calle todos los días. Sin embargo una serie de circunstancias históricas, políticas y sociales de Alemania junto con su vocación de poder y las innovaciones en el terreno de la propaganda política lo encumbraron en el sitio que lo transformó en la figura que hoy conocemos.
No coincido con el historiador en que nunca volverá a haber otra figura igual que la suya.
Creo que sí las puede haber. Especialmente si consideramos que su llegada a la cima se dio sin necesidad de una mayoría abrumadora de votos, como si se hubiera colado en la historia de una forma subrepticia engañando a muchos que pensaban que era totalmente manipulable.
Salvando las distancias, tenemos como antecedente en la historia argentina reciente el caso de un presidente que asumió con menos del 30% de los votos y que logró un manejo del poder y un apoyo que no se puede comparar con el de antecesores que ganaron elecciones con mayores porcentajes.
Kershaw es el autor de una extensa y profunda biografía de Adolf Hitler que leí hace unos años con mucho placer.
Lo que rescato de la entrevista es el análisis desapasionado y a la vez minucioso de la figura de Hitler.
Creo que muchos Hitlers existen en la vida diaria y nos los cruzamos por la calle todos los días. Sin embargo una serie de circunstancias históricas, políticas y sociales de Alemania junto con su vocación de poder y las innovaciones en el terreno de la propaganda política lo encumbraron en el sitio que lo transformó en la figura que hoy conocemos.
No coincido con el historiador en que nunca volverá a haber otra figura igual que la suya.
Creo que sí las puede haber. Especialmente si consideramos que su llegada a la cima se dio sin necesidad de una mayoría abrumadora de votos, como si se hubiera colado en la historia de una forma subrepticia engañando a muchos que pensaban que era totalmente manipulable.
Salvando las distancias, tenemos como antecedente en la historia argentina reciente el caso de un presidente que asumió con menos del 30% de los votos y que logró un manejo del poder y un apoyo que no se puede comparar con el de antecesores que ganaron elecciones con mayores porcentajes.
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