Dicen que
el molusco cayó en desgracia.
Bueno, es muy posible, porque la suerte de los felpudos mugrientos siempre es efímera.
Pero me molestaría mucho que fuera diputado, porque en realidad ese impresentable tendría que ir a la cárcel junto con sus amos.
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3 comentarios:
No le dió el cerebro como para abandonar el barco a tiempo, como las otras ratas.
Perdón que moleste por acá, pero cómo hago para seguir tu blog?
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