Don't Make Waves

Existen dos tipos de responsabilidades.
Hay una, que es obvia, directa y fácilmente identificable, que es la responsabilidad política del gobernante de turno.
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Pero hay otra, no tan obvia, no tan directa, que es la responsabilidad social de quienes votaron al personaje, y en muchas ocasiones lo sostuvieron, lo impulsaron e incluso lo habilitaron a la hora de cometer las peores fechorías imaginables.
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Bueno, los gobiernos -gracias a Di-s- cambian.
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Pero los 'responsables sociales' no, en tanto y en cuanto no hagan una autocrítica superadora, y evolucionen.
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Es muy fácil descargarnos sobre la descerebrada infame o el vulgar hostil, o como quieran llamar a esa pareja de psicópatas que hoy por hoy gobierna a su antojo a la Argentina.
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Lo cierto es que esta yunta nauseabunda no vino de Júpiter, y está ahí por obra y gracia de los millones y millones de argentinos que le dieron el 'sí'.
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Yo siempre sueño con vientos de cambio, porque estoy al tanto que la vida es dinámica y pródiga, y estoy convencida que la alternancia es siempre buena para cualquier administración.
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Pero si lo que va a cambiar es solamente el figurón -el mascarón de proa- y nada más, la modificación será solamente cosmética, y no servirá para nada que no sea proporcionar un alivio circunstancial mientras campea el gatopardismo, y la sociedad se seguirá hundiendo en la peor de las ciénagas.
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