17 de noviembre de 2009

Logro Nacional y Popular


La Argentina, el país de todos y todas, ha logrado el lugar 106 (entre 180 calificados) en el Indice de Transparencia 2009 que registra la percepción de la corrupción.

Véase acá y acá.



3 comentarios:

Klaus Pieslinger dijo...

La corrupción está sobrepasando lo Real para llegar incluso hasta el Relato.

Sine Metu dijo...

Índice de Percepción de la Corrupción 2009
Información regional: América
Países/territorios incluidos: 31

De los 31 países de América incluidos en el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) 2009 de Transparency International (TI), 10 obtuvieron una puntuación superior a 5 (sobre 10), mientras que 21 obtuvieron una puntuación inferior a 5, lo que demuestra un serio problema de corrupción. Nueve países no lograron superar la marca de los 3 puntos. Estos resultados indican que la corrupción se encuentra gravemente extendida. A excepción de Guatemala, ningún país de la región mostró un incremento significativo en su puntuación en el IPC.

Sine Metu dijo...

Entre los países que obtuvieron una puntuación superior a 5, Canadá continúa ocupando la primera posición de la lista. Se mantiene entre los 10 países con los niveles más bajos de percepción de corrupción en todo el mundo, y se ha convertido en un referente y modelo para toda América. Chile, Uruguay y Costa Rica son los únicos países latinoamericanos incluidos en este grupo, si bien tienen una puntuación inferior a la de otros países del Caribe como Barbados y Santa Lucía. La puntuación de Estados Unidos (EE. UU.) se mantiene estable en 7,5, pese a la preocupación generalizada sobre la falta de control del sector financiero por parte del gobierno. La inmediata respuesta del gobierno ante la crisis financiera y las medidas tendientes a implementar reformas regulatorias basadas en la transparencia y la rendición de cuentas pueden incidir en la puntuación del país. Sin embargo, aún queda por verse si las reformas propuestas son suficientemente profundas y en qué grado serán implementadas. Otra cuestión inquietante es que el congreso estadounidense se percibe como la institución más afectada por la corrupción, según indica el Barómetro Global de la Corrupción de TI, una encuesta de opinión pública difundida en 2009. Entre los 9 países que no lograron superar una puntuación de 5 se encuentran Brasil, Perú, Colombia y México. Todos estos países se ubican entre las principales economías de la región y, pese a que deberían convertirse en referentes de la lucha contra la corrupción, se han visto sacudidos por escándalos sobre impunidad, pagos irregulares, corrupción política y captura del estado. Haití, el país más pobre de la región, se ubica una vez más en la última posición del índice, a pesar de que su puntuación ha mejorado modestamente de 1,4 en 2008 a 1,8 este año. Otros países con puntuaciones bajas son Bolivia, Nicaragua, Honduras y Paraguay, que presentan, en todos los casos, altos niveles de pobreza y requieren urgentemente instituciones sólidas y transparentes que puedan facilitar su más que necesario desarrollo económico. Argentina y Venezuela también se ubican entre los países con desempeño más deficiente en el índice, lo que indica que los altos niveles de percepción de corrupción no están asociados exclusivamente con la pobreza. La puntuación baja de la mayoría de países Latinoamericanos refleja el hecho de que las instituciones débiles, las prácticas de gobernabilidad deficientes y la excesiva injerencia de los intereses privados continúan frustrando las iniciativas tendientes a promover un desarrollo equitativo y sostenible. A su vez, los periodistas de América Latina se enfrentan a un entorno cada vez más restrictivo, y varios países han sancionado o propuesto leyes destinadas a silenciar al periodismo crítico, lo cual atenta contra la libertad de prensa en general y la posibilidad fundamental de denunciar la corrupción y su impacto. Tanto la sociedad civil como los medios de comunicación desempeñan un rol clave en la prevención de la corrupción y las medidas para combatirla. Debilitar a estos actores, especialmente en un momento en que las instituciones democráticas también están siendo puestas a prueba en varios países, limita la posibilidad de alcanzar una prosperidad duradera y reducir las desigualdades. Si bien el contexto de cada país es diferente, en general los efectos de la crisis financiera y la posterior desaceleración económica han demostrado la importancia fundamental de la gobernabilidad en el sector público y privado, y los vínculos entre ambos, en particular en relación con los paquetes de medidas de estímulo que ya están inyectando grandes cantidades de dinero en economías gravemente afectadas. Los estados de la región –ricos y pobres por igual– deberán responder mediante la adopción de medidas que garanticen que estos fondos públicos se administren con integridad.