17 de noviembre de 2009

Rāḥēl no es objetiva

Ultimamente en la tierra de promisión se estuvo hablando mucho sobre la objetividad de los medios de comunicación.
Me refiero a la de los medios privados, obvio.
El debate, si es que lo que sucedió puede llamarse así, giró en círculos absurdos.
Va un ejemplo:

At the start of a global food security summit in Rome on Monday, United Nations Secretary-General Ban Ki-moon urged donors to help the 1 billion people on the planet who do not have enough to eat.
He particularly underscored the plight of children, saying that more than 17,000 children die of starvation every day.
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'One every five seconds. Six million children a year', he said in his opening remarks to the conference.
'This is no longer acceptable. We must act'.


UN Food Summit

La cifra -obviamente- es altísima, y desde ya muy preocupante.
Curiosamente, pese a que la noticia es de ayer, ningún diario -si no me equivoco- la reflejó.
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Se supone que los medios de prensa tienen presupuestos millonarios, así que no será porque no se enteraron, sino que por alguna razón -que desconozco- decidieron ignorarla.
Bueno, en todas partes es así.
Los medios deciden que publicar y qué ignorar, eligen las fotos, la forma de presentar los titulares, qué aparecerá en la primera página o en la portada, etc.
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El tema de la 'objetividad informativa' es uno de los más espinosos que existen, y no lo voy a resolver aquí, porque yo tampoco soy objetiva.
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Desde ya, nadie es objetivo.
Cada uno, y a su manera, publica las historias que más le interesan o más le convienen, o más le gustan, y eso es absolutamente inevitable.
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Pero los gobiernos tampoco son objetivos.
Como los medios, disponen de millones y millones, y eligen qué transmitir y qué no.
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Pero no es lo mismo.
Porque los medios de comunicación pretenden ser objetivos, quiero decir que pese a todo tienden a la objetividad, mientras que los gobiernos invariablemente son sesgados, y su norte no es la objetividad sino el proselitismo.
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Yo creo que teniendo en cuenta que nadie es objetivo, los medios de comunicación privados -en general- son bastante creíbles, cosa que ni remotamente sucede con los gobiernos, al contrario.
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El kirchnerismo (y sus infaltables aliados) pusieron en el banquillo a los medios privados, cuestionando su objetividad.
Me parece perfecto, pero primero tendrían que haber hecho una prolongada y severa autocrítica. ...
Yo creo que los medios privados muchas veces no son objetivos, pero los gobiernos siempre son unos mentirosos infames.
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Teniendo en cuenta esta afirmación, que a lo mejor no es objetiva pero estoy segura que es totalmente creíble, la nueva Ley de Medios de la tierra de promisión tuvo y tiene una sola intención: ponerle una mordaza a la prensa, y nada más.
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3 comentarios:

Pingo dijo...

Además existe otra diferencia entre los medios y el Gobierno, y es que estos representan a quienes eligen consumirlos mientras que aquel tiene la obligación de representar a todos. Además, los medios privados se financian por sí mismos y el Gobierno se financia con aportes de muchos ciudadanos (desde ya no todos).
En definitiva, los medios NO TIENEN POR QUÉ ser objetivos, pero el estado sí. ¿No te parece?

Klaus Pieslinger dijo...

Coincido. Debería ser obvio y sin embargo se insiste con eso de la falta de objetividad privada.

El estado siempre en la búsqueda de que nadie pueda pagar por lo que quiere, si no hay un capitoste que les diga lo que deben querer.

Sine Metu dijo...

Objetividad en los medios privados, para el gobierno, significa que estos compartan su propia subjetividad.