Aimé (Amado) Bonpland llegó a a América junto a Alexander Von Humboldt en la célebre expedición científica que entre 1799 y 1804 reconoció e identificó miles de especies autóctonas.
En 1816, esta vez con los auspicios de Bernardino Rivadavia, llega en una nueva expedición que lo lleva hasta la frontera del Paraguay del dictador Francia, que lo interna forzadamente en la Tierra de los Duendes, donde lo retiene por diez años prohibiendole abandonar el país.
En su residencia forzada Aimé no solo se casa con una nativa sino que desarrolla la práctica de medicina, se convierte en productor agrario, de lo que da cuenta en sus escritos. La belleza natural del país lo atrapa, lo que cuenta en sus escritos, en los que también cuenta que la mano dura del dictador se compensa con el orden y la seguridad del país.
Cuando finalmente se lo autoriza a salir, Bonpland sale a caballo para las "provincias de abajo". No bien entra a Corrientes, le roban los caballos. "Es evidente que ya no estamos en Paraguay" escribe en su diario.
(Lo cuenta Ana Ribeiro en su excelente El Caudillo y el Dictador)
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