Eran las siete de la mañana cuando pasé frente a la vieja Aduana. En la vereda, una interminable cola de gente da vuelta a la manzana. Gente con sillas plegables, con mates, termos.
El Estado Nacional, que se ha vuelto a meter en todos los rincones desde la implantación del modelo montokakista, sigue como siempre incapaz de cumplir sus roles mas básicos. Daría risa si no fuera trágico.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario