Lo que debemos hacer no es una “guerra contra el terror” (como nos dicen los políticos que no ven más allá de las próximas elecciones y de sus mezquinos intereses partidarios) y nos alecciona su rastrero servicio doméstico, prensa y demás “intelectuales” de régimen. El terror no es el enemigo, es el arma, una de ellas, del enemigo. El terror es una táctica, no el adversario. Llevar adelante una guerra contra el terror es como hacer una guerra contra las bombas: es confundir el arma del enemigo con el enemigo mismo. Y no conocer al enemigo por ignorancia, ceguera o cálculo político es un error mayúsculo.
La Yihad en Eurabia
Debería ser obvio pero está tan manipulado el lenguaje del mainstream occidental, que me pareció oportuno destacarlo.
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