10 de diciembre de 2009

Rāḥēl pragmática


Es un lugar común decir que la solución para el conflicto del Medio Oriente es 'dos estados para dos pueblos'.
Como si fuera una frase mágica, la mayoría de la gente -que se imagina 'informada'- al escucharla sonríe aliviada, y se autoconvence que encontró por fin una verdad absoluta completamente fuera de discusión.
No necesito aclarar que la 'opinión publicada' complace a una mayoría que jamás ha visto un mapa, y que ni siquiera remotamente conoce de lo que están hablando.
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Desde una visión un poquito más realista, parece evidente que considerar a los árabes palestinos como 'un pueblo' es algo descabellado.
Desde el punto de vista político, financiero, y obviamente geográfico, Retzu'at 'Azza, la Gaza gobernada por Hamas y los habitantes árabes de Yehuda y Shomron (la mal llamada Ribera Occidental) que conduce la Autoridad Palestina, son bandas irreconciliables.
Solamente los buenistas que pasean despreocupados por la vereda de lo políticamente correcto pueden ignorar esta realidad tan evidente.
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Pero... ¿en casa cómo estamos?
El gobierno de Israel -por la feroz presión de USA- admite públicamente y decreta a regañadientes la congelación de los asentamientos en Judea y Samaria, excepto sinagogas y escuelas, y está más que dudoso con el tema de los barrios judíos en Jerusalem Oriental (bueno, estoy hablando del E1) que tanto preocupa al cínico musulmán Oba-Mao.
Los colonos, por su parte, comienzan a tomar medidas de fuerza, que incluyen el bloqueo de los caminos y la prohibición de acceso de los inspectores de la construcción.
La violencia está al alcance de la mano, máxime teniendo en cuenta que el experimento de la desconexión no se repetirá nunca más en Eretz Israel.
Los ministros de Likud, por su parte, se oponen abiertamente al congelamiento.
En mi opinión -que por supuesto es irrelevante- también me opongo.
Congelar las construcciones es una aberración, y punto.
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La misma división se hace patente cuando vemos el tema de la liberación de criminales árabes palestinos detenidos, a cambio del soldado secuestrado.
Mucha gente en Israel no está de acuerdo con concederle la libertad a quienes son responsables de atentados con bombas, y mucho menos a esa mujer palestina que coqueteaba por correo electrónico con un (tontamente) confiado israelí, en una historia turbia que terminó con un asesinato facilitado por la traicionera 'cita amorosa'.
Otra vez mi opinión rústica: liberar a estos asesinos -lo siento mucho- me resulta indigerible.
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Bueno, hasta el tan admirado Abbas se opone al canje, argumentando que de concretarse eso sería un fuerte estímulo a Hamas, y diciendo públicamente que eso -a él- no le conviene en absoluto.
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De hecho hay dos pueblos, pero parece que dos estados no alcanzan para contenerlos a todos.
La discontinuidad geográfica entre Gaza y Judea y Samaria es un escollo insalvable, y además no creo que los palestinos de Hamas y los de la la Autoridad Palestina puedan convivir sin matarse rápidamente entre ellos, teniendo en cuenta que para un árabe lo más peligroso que puede existir es otro árabe.
Y lo que injustamente la UE denomina la 'extrema derecha israelí' dista mucho de ser un factor de aglutinación con el amorfismo, ya que si mantiene su posición (eso espero) puede incluso hacer caer al gobierno, lo que tal vez sea algo bueno.
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Los árabes palestinos están divididos, pero los judíos -a nuestra manera y de alguna manera- también lo estamos.
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Bueno, el tiempo pasa, y las diferencias en lugar de atenuarse se acentúan.
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Si seguimos el razonamiento buenista la región necesitará entonces cuatro estados para dos pueblos, y aunque parezca una locura, hoy por hoy -teniendo en cuenta las condiciones imperantes de presión y temperatura- esa sería para la lógica progre la alternativa más razonable, si es que no queremos hablar de la guerra, por supuesto.
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Ahora diré algo de cómo de esos 'cuatro estados' políticamente correctos en realidad hay sólo uno, y los demás son pura ilusión.
Bueno, hablando de Retzu'at 'Azza [Gaza], definitivamente y digan lo que digan, es inviable como tal.
El otro serían las comunidades árabes palestinas de Judea y Samaria, que con suerte podrían constituir una especie de organización administrativa de naturaleza -si quieren y pueden- municipal, pero en ningún caso un estado formal.
El otro sería la propia Yehuda y Shomron, que eufemísticamente hoy es denominada 'los colonos', y que en definitiva siempre estará indisolublemente unida -por supuesto- a Israel.
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La imagen que ilustra el post es una pequeñísima parte del problema.
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La Rāḥēl pragmática no puede dejar de pensar que hay que terminar con la construcción de los muros fronterizos, reforzarlos, sellarlos, tirar las llaves al mar, dejar que otros se ocupen de estos dementes, y a otra cosa mariposa.
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5 comentarios:

Sine Metu dijo...

no hay otros

Rāḥēl Reznik dijo...

Sí, mi querido amigo, los hay.
Por ejemplo, Egipto debe hacerse cargo de sus hermanitos queridos de Hamastán.

Sine Metu dijo...

buscate un lindo almohadoncito

Beto dijo...

Hasta que no manden a los palestinos al otro lado del Jordan y del Canal de Suez, no se va a acabar el problema.

@PaloMedrano dijo...

Coincido, Raquel, pero hay otro problema, que no mencionás: a estos tipos (y a quienes los defienden, más por odio a Israel que por amor a la "causa" palestina), NO HAY P... QUE LES VENGA BIEN!

Si se les concidiera TODO lo que piden, siempre encontrarían nuevos motivos para la queja y la indignación, pues es el rol de víctimas lo que en verdad los define y aglutina.

Si se cumplieran sus deseos de borrar a Israel del mapa, rápidamente los reemplazarían por otras exigencias de "segunda generación", como por ejemplo recibir el suelo libre de toda contaminación, ser indemnizados por la banca judía internacional, o alguna otra imbecilidad por el estilo.

Con este tipo de gente (y sobre todo con sus defensores occidentales!) no se puede negociar nada. Lo único que entienden y que entenderán siempre, es la fuerza.

Lo peor que podría pasarle a Israel, es ceder a su propio progresismo interno, que en el fondo siente "culpa" por estar allí, y no aguanta que los corran por izquierda.

A los que mandan niños-bomba a volar colectivos, hay que tratarlos como lo que son: basura. Cuanto más lejos, mejor.