La Nación, en su editorial de hoy, Las fantasías conspirativas, desenmascara la estrategia del kirchnerismo para tratar de ocultar su debilidad e inseguridad manipulando a la opinión pública.
Desde que llegó al poder, el matrimonio gobernante se ha quejado de que hay fuerzas oscuras que traban sus acciones.
Varias organizaciones sociales alineadas con su gobierno y alimentadas por él exhumaron una terminología antediluviana para advertir que "a la fuerza brutal de la antipatria le opondremos la fuerza organizada del pueblo".
Las razones son sustituidas por descalificaciones, que es lo que suelen hacer quienes están escasos de razones.
Estas adjetivaciones suelen tener un objetivo subliminal: estimular en quienes las escuchan movimientos emocionales que entorpecen el análisis racional de los problemas.
La teoría de la conspiración permanente habilita en quienes la sostienen las peores prácticas políticas.
La fantasía conspirativa es, en síntesis, un dispositivo central del sistema de dominio que impera sobre el país.
Así es que la idea de la conspiración permanente suele engendrar el abuso de poder.
Lamentablemente para llegar a leerlo en la versión on line, desde la página de inicio hay que ir a Edición Impresa, luego a Opinión, y por último hacer click en el editorial.
No entiendo por qué La Nación esconde tanto su opinión editorial en la edición on line.
1 comentario:
Lamentablemente, la pareja de alimañas que okupa la Rosada conoce muy bien a través de multiples encuestas, al auditorio al que se dirige.
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