El Señor K era bastante mayor que ella y estaba casado, pero aún así (o tal vez por eso mismo) la ponía loquita.
Lo sedujo, le hizo ojitos y dedicó suspiros hasta que el Señor K se le fue al humo entre unos árboles.
Ella rió, lloró, tembló, se desvaneció, se repuso, casi le da una piña y le dijo que no, que nada que ver, que estaba confundido.
Dora pasó a la historia de la psicología universal como la histérica más famosa del mundo.
Freud se ocupó del Caso Dora en Análisis fragmentario de una histeria y después Lacan, tratando de unir las piezas sueltas dejadas por el maestro, llegó a una conclusión polémica: el problema de Dorita, en realidad, era la Señora K.
¿Qué tenía la dama que ella no tuviera para atesorar a tan apuesto objeto del deseo?
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La política argentina está como la pobre Dora.
Llamados al diálogo que terminan a los bifes, convocatorias a la unidad nacional lanzadas con insultos, oficialistas atacando a opositores y viceversa y también a oficialistas y opositores que denuncian a otros opositores de haberse vendido al oficialismo.
Todos bailan fogosas danzas alrededor del Señor K, aparente dueño de los atributos.
Pero el problema termina siendo la Señora K, que es a quien se le ha encomendado que los posea.
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Si midiéramos los resultados por las formas y los modales, sería fácil llegar a la conclusión de que, así como uno puede ser tratado de histérico sin necesidad de tener el útero bien puesto, la práctica indica que hay mujeres fálicas sin necesidad de que entremos en metáforas berretas.
Según nuestra cultura occidental y judeocristiana, Dios es varón.
El poder lo es.
Mujer es la Libertad, herida en la batalla, el atuendo desgarrado, un inquietante pecho al aire.
Mi asesora en temas psicológicos dice que, cuando pelean, las mujeres pelean a muerte.
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Edi Zunino
El autor de la nota sostiene que el país quedó en manos de mujeres, y pone ejemplos.
Y que del 'que se vayan todos' la sociedad pasó al 'que se vengan todas'.
Además, afirma que 'ese matriarcado que se veía venir hace unos años se fue adueñando de nuestros destinos'.
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La verdad es que nunca se me habría ocurrido verlo de esa manera.
Como quiera que sea, yo estoy convencida que la femineidad se desdibuja cuando cualquier mujer se dedica a la política.
Como está planteada, la política -en general y de alguna manera- no es un ámbito propicio para ninguna mujer.
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Me vienen a la mente dos estadistas extraordinarias: Golda Meir y Margaret Tatcher.
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Pienso que es muy difícil navegar exitosamente en aguas tan agitadas y al mismo tiempo conservar el encanto.
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Bueno, para mí lo que dice este buen señor en el fondo es una boludez, pero ha tenido la virtud de hacerme pensar algunas cosas.
1 comentario:
Raquel, la de la foto, ¿sos vos?
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